IBILIZ IBILI | JESÚS MARI ALQUEZAR
Pirineos en otoño travesía Canfranc-Tortiellas-Rioseta
Cuando el año desvanece, cuando la montaña toma otros colores antes del largo invierno, se puede y se debe hacer actividad montañera en la cordillera pirenaica. Cerca de Euskal Herria, en el sector occidental más visitado por los vascos, se encuentra un macizo de alto valor deportivo. Son las montañas del circo de Aisa y Candanchú. Desde Mendia, proponemos una travesía inolvidable que nos permite conocer el extremo SE de este grupo de montañas.
Desde Canfranc
Canfranc pueblo es el punto de inicio de esta ruta. En el extremo sur, hacia Jaca, nace una senda balizada con la GR.11.1 (Travesía del Pirineo). Los primeros compases se desarrollan sobre una excelente y bien trazada senda bajo el frondoso bosque, que gana asombrosamente altura y que supera el barranco de los Meses. Después, el camino se une a una pista que llega desde Villanúa y, por la fuente de Los Abetazos, llega al hermoso raso de Gabardito, donde se sitúa una cabaña refugio. Desde aquí, el montañero ya controla los picos Lecherines. El objetivo son los picos de su derecha. El camino salva, a continuación, el barranco de Aguaré y alcanza la majada de Lecherin bajo, con dos cabañas, abrevadero y una fuente donde se puede coger agua.
A partir de aquí, las sendas están muy difuminadas, el terreno es incómodo para andar, y hasta los cairns escasean.
Cuando la senda pirenaica cambia de rumbo decididamente hacia el W, el deportista tomará el vallecito-canal que se dirige sin contemplaciones hacia el collado de la garganta de Borau. El itinerario, no excesivamente duro, es largo, en terreno mixto de roca y hierba, en zona cárstica. El objetivo es la cima de Tortiellas occidental o Lecherines bajo, situada a la derecha del collado, cercana pero ruda por la escabrosidad del terreno. Con un día despejado, el panorama es extenso e incomparable, destacando especialmente la cercana y desconocida «muralla de Borau» a la izquierda de la cima, acentuando el imponente Lecherin alto, segunda cumbre en altura del sector tras el Aspe.
Desde el collado se inicia, primero, un largo canchal, no muy inclinado, pero de pedriza inestable, y después, una muralla de yerba que obligará al mendizale a encontrar el paso más idóneo para seguir descendiendo. De izquierda a derecha, es el segundo espolón, con unos metros delicados, que da paso a una pendiente herbosa, cuyo final es el plano de Tortiellas bajo (En ciertas épocas, un ibón ocupa el espacio). Lugar con encanto, mirador inolvidable e incomparable sobre la vertiente N de estas impresionantes y espectaculares montañas. Tras superar el llano, hay que inclinarse a la izquierda para buscar la senda que gana altura hacia los remontes de Candanchú (Tortiellas alto). La senda, inteligente, se acerca al borde del barranco y en las cercanías de la estación converge con otra variante de la senda pirenaica (balizada en rojo y blanco) e inicia la fuerte y rápida bajada hacia Rioseta, cuya referencia son las instalaciones militares.
Ahora queda al pirineista volver a Canfranc-pueblo para recuperar el automóvil. Tiene dos posibilidades, los taxis de Canfranc o bien el auto-stop.