Una fuerte tormenta hizo naufragar ayer cinco barcos, entre ellos un petrolero ruso en el estrecho de Kerch, que une los mares de Azov y Negro, con un balance de 23 marineros desaparecidos y un vertido de 2.000 toneladas de fuel.

Los desaparecidos son tripulantes del barco de bandera georgiana Jodzha Ismail, que transportaba chatarra y que se hundió frente al puerto ucraniano de Sebastopol, en el mar Negro.

Fuentes portuarias ucranianas dijeron que desconocían la suerte de 15 de los 17 miembros de la tripulación del Jodzha Ismail; los dos restantes consiguieron llegar a nado a la orilla.

Vientos de hasta cien kilómetros por hora y olas de cinco metros convirtieron en zona de catástrofe la bahía del puerto ruso Kavkaz, sito junto al estrecho de Kerch.

Según las autoridades rusas, no se registraron víctimas entre los tripulantes de los cuatro barcos que zozobraron en las aguas del estrecho.

La jornada comenzó hacia las 01.45 GMT, cuando el petrolero Volganeft se partió en dos y vertió cerca de 2.000 toneladas de fuel. Casi seis horas después se hundió el Volnogorsk, que transportaba 2.000 toneladas de azufre. Posteriormente, las autoridades portuarias informaron del hundimiento del Najicheván, también cargado con azufre, y del Kovel, este último en aguas ucranianas.

Grave contaminación

Las alarmas por el vertido de carburante en el estrecho de Kerch se dispararon incluso antes de que los equipos de rescate consiguieran socorrer a los tripulantes.

El subdirector del Servicio Federal de Protección de la Naturaleza (SFPN) de Rusia, Oleg Mitvol, declaró que «los trabajos para restablecer el estado ecológico del estrecho llevarán meses» debido a las secuelas del vertido de las 2.000 toneladas de fuel.

«Estamos ante una situación grave de contaminación del estrecho de Kerch», dijo Mitvol.