Tres jornadas después, San Antonio se reencontró con la victoria al doblegar al Torrevieja gracias, sobre todo, a un gran trabajo defensivo. Un triunfo que, además, permite a Portland ascender al tercer puesto.

Ambos equipos afrontaban la cita en condiciones bien diferentes -diezmados por las lesiones y con la moral muy tocada los navarros, pletóricos los alicantinos-, lo que hacía prever una tarde de sufrimiento para el conjunto local.

Pero Portland recuperó desde un inicio su seña de identidad, la defensa, y dando toda una exhibición en la retaguardia, secundada por el trabajo de Matosegic bajo palos, anuló el ataque visitante, y se colocó por delante en el marcador desde los primeros compases.

En las filas alicantinas, sólo Meijer parecía tener la llave para mantener a su equipo metido en el partido, mientras San Antonio, con Ruesga, Malmagro y Jorgensen acertados a la hora de soltar el brazo, mantenía sin problemas el mando del partido. Circunstancia que le permitió llegar al descanso con una cómoda renta de seis goles.

Incertidumbre

Las cosas cambiaron en la reanudación, con un partido más igualado. Apurando el pasivo y con Rochel liderando el ataque, el Torrevieja redujo su desventaja a sólo tres goles en más de una ocasión, sembrando de nuevo de dudas el Universitario.

La escuadra iruindarra, además, empezaba a acusar el cansancio por la falta de rotaciones. Pero, a base de pundonor y espoleado por un inspirado Matosevic y la calidad individual de alguno de sus jugadores, San Antonio supo aferrarse al triunfo que tanto se había hecho esperar y que le mantiene cerca de los puestos de cabeza.