Helen Groome Geógrafa
Primar la calidad para la salud
Dicen que la corporación municipal de la ciudad de Roma ha hecho una apuesta por la calidad, ya que ha decidido involucrarse en un proyecto que antepone la salud de la población escolar a la imposición del libre mercado en la alimentación ofrecida en los comedores escolares de la ciudad. Dicen que ha decidido trabajar hacia la meta de suministrar comida 100% ecológica en todos estos comedores, aun sabiendo que no es la opción más barata o «racional» en el mercado.
Dicen que todas las opciones políticas apoyan esta iniciativa y los movimientos civiles que lucharon a favor de la misma no ven problemas de cara a su continuidad, bien porque es un acuerdo de cinco años que se mantendrá independientemente de cambios en la corporación municipal, bien porque es renovable y debido a su popularidad dudan de que agrupación política alguna se arriesgue a no renovarla.
También dicen que de momento un 70% de los alimentos que se consumen en los comedores escolares de Roma es ecológico. La logística y la realidad de la producción agraria han supuesto que no se haya llegado aún al 100% de los alimentos, concretamente por la carne y porque no se considera como ecológico el pescado al no haber norma ecológica para el suministro del mismo. Pero dicen que se sigue en el empeño de ampliar el 70% mediante la gradual incorporación de carne ecológica, por ejemplo.
A la vez dicen que se plantea que toda la comida ofrecida en los comedores escolares de Roma se prepare y, en su caso, se cocine en los propios centros escolares. La frescura de los alimentos se valora, por lo que dicen, en que, en un intento de garantizar materias primas de calidad y a poder ser locales, Roma está trabajando para fijar un límite máximo de horas entre la recogida de un producto en el campo y su llegada al plato en el comedor.
Dicen que este esfuerzo de la ciudad de Roma supone que la comida ofrecida en los comedores escolares cueste unos cinco euros por comensal y día, pero madres y padres solamente pagan dos euros por comida, abonando la ciudad de Roma los otros tres. Teniendo en cuenta que aquí en la CAPV se puede pagar de 3,65 a 4,30 euros por comida escolar y en régimen convencional, se entiende por qué la iniciativa es tan popular con las familias en Roma: cada vez más estudios demuestran las ventajas para la salud y la nutrición de los productos frescos y recién cocinados, y particularmente si son procedentes de la agricultura ecológica.
¿Cuántas veces nos dicen que deberíamos mirar hacia Europa? Pues en vez de mirar hacia el norte, a ver si nuestras corporaciones municipales y el Departamento de Educación del Gobierno vasco dicen que están mirando hacia el este y aprendiendo que por encima de todo valoramos nuestra salud y que preferiríamos que gastasen nuestro dinero en esto. Si hace falta, les ayudamos a confeccionar una lista de gastos menos prioritarios para que puedan subvencionar una iniciativa parecida a la de Roma, de indudable carácter social.