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Crisis humanitaria en África

Más de 170.000 personas huyen de Mogadiscio en las últimas semanas

Alrededor de 173.000 personas han huido de Mogadiscio, la capital de Somalia, en las últimas dos semanas, de las que unas 90.000 se refugiaron en Afgooye y el resto en otras problaciones, informó un portavoz del Alto Comisariado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). Con estas últimas cifras, el número de desplazados de Mogadiscio que han abandonado la capital desde el pasado mes de febrero asciende a cerca de medio millón de personas.

GARA | MOGADISCIO

Camiones privados seguían evacuando a numerosas familias durante la mañana de ayer hacia la región de Afgooye, a unos treinta kilómetros de Mogadiscio, la capital de Somalia, según el portavoz de la agencia de la ONU para los refugiados (ACNUR), Ron Redmond, tras hablar con sus compañeros en ese país.

La capital sigue siendo muy peligrosa como consecuencia de los enfrentamientos entre los combatientes islamistas, por un lado, y los soldados etíopes, que apoyan al Gobierno títere de Somalia, por otro, que continúan con su «caza» de insurgentes registrando casa por casa seis de los dieciséis distritos de Mogadiscio. Las tropas etíopes lanzaron la semana pasada una ofensiva en la capital en busca de armas después de la muerte de varios soldados, cuyos cuerpos fueron arrastrados por las calles y mutilados.

Según explicaron testigos, los etíopes dispararon ayer desde un tanque contra un concurrido mercado y un número indeterminado de civiles fue alcanzado por el fuego cruzado entre soldados y milicianos islamistas.

Advertencia del presidente

Ante esta ofensiva, el presidente del Gobierno títere, Abdullahi Yusuf Ahmed, exhortó ayer a los habitantes de la capital a combatir a los islamistas. «Los habitantes de los barrios de la capital deben combatir a los shebabs (combatientes islamistas que participan en los enfrentamientos) y expulsarlos, si no serán ellos quienes sufran la represión», señaló Yusuf, quien comentó que «cuando dos elefantes se pelean es la hierba la que sufre».

El presidente somalí vaticinó que «las actividades de los insurrectos pasarán pronto a la historia» y reiteró su disposición a dialogar con «todo grupo que denuncie la violencia».

Pero ante los intensos combates los habitantes de Mogadiscio, principales víctimas colaterales de los disparos de mortero y otras balas perdidas, prefieren huir y engrosar las largas listas de centenares de miles de desplazados en el país.

Según ACNUR, aproximadamente 173.000 personas han huido de la capital durante las últimas dos semanas. La última cifra que había proporcionado la agencia de la ONU se refería a 90.000 desplazados desde la reanudación de los combates a finales del mes de octubre.

A lo largo de la carretera que une Afgooye con la capital han surgido «espontáneamente» unos sesenta campamentos, en los que se refugian gran parte de los 450.000 desplazados que han abandonado Mogadiscio desde el pasado mes de febrero.

Necesidades «inmensas»

A pesar de los esfuerzos de ACNUR, otras agencias de Naciones Unidas y ONG, «las necesidades de Afgooye siguen siendo inmensas», lamentó Redmond, quien explicó que «muchas familias viven simplemente bajo los árboles, en condiciones extremadamente difíciles», porque no hay espacio en las tiendas de campaña instaladas en los campamentos.

Está previsto que hoy ACNUR, junto a las distintas ONG que trabajan en Somalia, empiecen a distribuir la ayuda humanitaria en Afgooye, una región que se encuentra bajo una fuerte presión debido a la continua llegada de desplazados.

La agencia de la ONU para los refugiados ha enviado la ayuda que le quedaba en su almacén de Mogadiscio para asistir a los miles de desplazados que diariamente abandonan la capital a causa de los enfrentamientos armados.

«El lunes, ACNUR agotó las provisiones que aún le quedaban en su almacén de Mogadiscio -suficientes para 2.500 familias- y las ha enviado por camión al área de Afgooye con la intención de distribuirlas mañana (por hoy)», indicó.

Sin embargo, los camioneros han informado de las dificultades con las que se encuentran en los puestos de control, «donde los soldados piden sobornos de hasta 300 dólares (205 euros) antes de dejarles pasar», lamentó Ron Redmond desde Ginebra.

Desde la misma ciudad helvética, la portavoz del Programa Mundial de Alimentos, Christiane Berthiaume, precisó, después de dos intentos infructuosos, que la situación de violencia que vive Mogadiscio está impidiendo la distribución de comida entre sus habitantes. «Los mercados no funcionan y los precios de los productos alimentarios son presos de la hiperinflación».

Somalia cuenta con 850.000 desplazados internos, 450.000 de los cuales abandonaron sus hogares tras la ofensiva lanzada por las tropas gubernamentales, con el apoyo de sus aliados etíopes, a principios de 2007.

A finales de 2006, el Ejército etíope intervino en Somalia junto a las fuerzas gubernamentales del Gobierno títere, desalojando del poder a la Unión de Tribunales Islámicos, que ejerció el control de la mayor parte del centro y sur del país durante varios meses.

Desde entonces, el bloqueo de la situación política en Somalia es total. La oposición de la mayoría islamisma rechaza cualquier diálogo con el Ejecutivo de Yusuf.

Cierre de tres radios

Por otro lado, las fuerzas gubernamentales han cerrado tres emisoras de radio en los últimos dos días. Una de las radios más escuchadas en Mogadiscio, Shabelle, fue clausurada el lunes. Sus locales se encuentran en Bakara, barrio conocido por servir de base a los islamistas. En él se encuentra el principal mercado de la capital, ahora cerrado, lo que agrava la crisis humanitaria de la población.

Los comerciantes de este barrio, que hasta hace algunos meses albergaba el mercado de armas de Mogadiscio, en el que se vendían libremente fusiles de asalto, metralletas y piezas de artillería desde el comienzo de la guerra civil en 1991, aseguraron que no había armas ocultas en sus establecimientos.

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A lo largo de la carretera que une Afgooye con la capital somalí han surgido unos sesenta campamentos para albergar a gran parte de los 450.000 desplazados que han abandonado Mogadiscio desde febrero. Muchos sobreviven bajo los árboles.

clausura

Las fuerzas gubernamentales somalíes han clausurado tres emisoras de radio en dos días. El lunes cerraron Shabelle, la más escuchada en la capital y cuyos locales se encuentran en el barrio Bakara, conocido por servir de base a los combatientes islamistas.

crímenes de guerra

El enviado especial de Naciones Unidas para Somalia, Ahmeedou Ould Abdallah, se ha mostrado a favor de llevar a los autores de presuntos crímenes de guerra en este país ante el Tribunal Penal Internacional de La Haya.

Miles de desplazados tras atacar varios campos en Kivu Norte

Más de 28.000 personas huyeron ayer de los campamentos de desplazados cercanos a Mugunda, en la provincia de Kivu Norte, en el nordeste de la República Democrática del Congo (RDC), después de un ataque de la milicia a las órdenes del ex general tutsi congoleño Laurent Nkunda contra una posición de las Fuerzas Armadas de la RDC, cerca de los campamentos de Mugunda I, Mugunda II y del Lago Verde. En los cinco campos al norte de Mugunda se apilan 45.000 desplazados desde hace dos meses.

«Estimamos que tres cuartos de la población de los campos de Mugunga I, Mugunga II y Lago Verde, que albergan a unos 35.000 desplazados, han huido», dijo Jens Hesemann, portavoz del ACNUR.

Según las Fuerzas Armadas, los milicianos llegaron del interior del parque nacional de Virunga, al norte de Mugunga. «Tenían la intención de atacar nuestra posición de Njulo. Los rechazamos y controlamos la situación», señalaron. El ataque obligó a huir a los desplazados de Mugunga, algunos de los cuales tomaron dirección Goma -capital de Kivu Norte-, y otros se dirigieron a otros campamentos. Periodistas de France Press dijeron haber visto a miles de civiles en la carretera, a pie y bajo una intensa lluvia, portando toldos, coberturas y algunas latas de comida.

Las Fuerzas Armadas explicaron que hubo dos ataques simultáneos, «uno para masacrar a los desplazados de Mugunga -a 15 kilómetros de Goma- y un segundo en Rusayo, cuyo objetivo era Goma».

El ex general Laurent Nkunda negó la implicación de sus milicias en el ataque, que imputó a hutus ruandeses, aunque fuentes de la ONU indicaron que el lunes se constataron importantes desplazamientos de tropas de Nkunda hacia Mugunga. Según estas fuentes, «Nkunda, cada vez más aislado, busca sembrar el terror, desestabilizar, y combate casi abiertamente a la población civil».

La misión de la ONU en la RDC, que se encuentra en «estado de máxima alerta», anunció el refuerzo de su dispositivo en Mugunga y en torno a los campamentos para «proteger a la población civil».

Desde finales de agosto, alrededor de 20.000 miembros de las Fuerzas Armadas congoleñas combaten en Kivu Norte a unos 4.000 milicianos a las órdenes de Nkunda, que apoya a su minoría étnica en su lucha contra los rebeldes hutus ruandeses, 6.000 de los cuales -algunos implicados en el genocidio ruandés contra los tutsis- están en el este de la RDC, según la ONU.

Desde finales de 2006, unos 375.000 civiles han huido de sus hogares en Kivu Norte, provincia que cuenta con cerca de 800.000 desplazados de guerra. GARA

desarme

La RDC se ha comprometido ante Ruanda a desarmar a la Interahamwe, la milicia hutu extremista ruandesa, mientras que Ruanda reforzará la seguridad de su frontera para evitar que la milicia de Laurent Nkunda reciba apoyo.

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