Proceso relámpago: del secuestro de una publicación a la multa a dos humoristas
Ya se sabe que no es buena cosa dar con las posaderas en el banquillo de la Audiencia Nacional española y, también en esta ocasión, se ha cumplido la regla. El secuestro de la publicación «El Jueves'' correspondiente al 19 de julio fue un hecho lo suficientemente grave como para que nadie interpretara con ingenuidad que aquello era una tormenta de verano, una actuación ciertamente lamentable y desproporcionada pero que no acarrearía males mayores a los acusados de injurias al príncipe español.
A un proceso relámpago ha seguido una condena-express a dos humoristas, Torres y Fontdevila, que sólo puede merecer el rechazo de cuantos defienden la libertad de expresión, y en el caso de este diario nuestro con un cierto grado de conocimiento de causa.
La cuestión no es sólo que el tribunal especial imponga una multa de 3.000 euros a cada dibujante, sino que corrobore el delito de injurias a los príncipes, con lo que universaliza el «por qué no te callas» con que el sucesor designado por Franco trató de achantar a un presidente elegido democráticamente. No estamos ante salidas de tono, sino ante reflejos políticos.