El Bruesa, tras encadenar siete triunfos consecutivos después de caer en el estreno, ya es líder en solitario de la LEB Oro. Aunque a estas alturas de la película el logro pueda parecer baladí, para nada lo será al final de la Liga Regular, ya que teminarla en cabeza otorga la primera de las dos plazas a la ACB. A Pablo Laso, muy consciente del jugoso premio, poco le importó que la hinchada del Lucentum se acordara de su progenitora por pedir tiempo muerto con el partido ganado. El average con un rival que se presume directo puede significar ACB o LEB. Y, por mucho que el segundo se apellide Oro, el único objetivo es dejarlo atrás cuanto antes. Porque la LEB de Pepe Sáez y su Federación -por una vez valga el símil futbolístico- es el pozo de Segunda del basket. Y si no, que se lo pregunten al CAI Zaragoza, por ejemplo, que lleva unos cuantos años chapoteando ahí a pesar de ser siempre de los principales favoritos al ascenso.

«Tiene gracia», me dije el viernes durante el partido al ver la composición de la plantilla local -o la del CAI, mismamente- y no porque se pueda hacer un chiste -«van un inglés, un holandés y un español...»-, si no porque a éstos los han juntado con cuatro estadounidenses, un argentino, un lituano y dos franceses, sin olvidarnos de que el componente «patrio» es el chaval Lucio Angulo -34 abriles-. Bueno, ¿y qué? Pues que resulta que Pepe Sáez, mientras hace frente común con Joe Llorente para que en la ACB -una competición al margen de la FEB- obliguen a un cupo de españoles, su competición bandera es, más bien, de las banderas.

Y es que aunque en esta categoría para nada es oro todo lo que reluce, el equipo guipuzcoano tiene implantes dorados en su dentadura que le permiten atacar cualquier hueso. O turrón de Alacant, y del duro.