De pequeños aprendemos dónde nacen y mueren algunos de los ríos más importantes de nuestra geografía; el caso es que algunos ríos, a pesar de tener una longitud más que considerable, mueren al poco de nacer, e incluso son rematados una y otra vez hasta que llegan a su final. Este es el caso del río Nervión, que es uno más de los muchos que sufren las consecuencias de la contaminación urbana e industrial (legal, alegal e ilegal), pero también de la dejadez y falta de comunicación y coordinación entre los diferentes organismos y administraciones que conociendo el problema deciden mirar hacia otro lado. Pero a veces ni mirar a otro lado vale, porque el hedor llega, y sino que se lo pregunten a los vecinos de Saratxo o de Amurrio. El caso es que Orduña, con sus más de 4.000 habitantes, no tiene depuradora y durante años todo ha ido al río, y por mucho que llueva ahí están los posos de la historia que se dejan ver, y oler, sobre todo en verano

Pero esto es sólo un ejemplo; en el Zadorra y en el Ebro podemos observar los efectos devastadores de una gestión de las choperas que contrasta con catalogaciones como «Lugar de Interés Comunitario» o «Area de Interés Especial» para especies en peligro de extinción. En Nanclares un año si y otro también los vertidos del polígono de los Llanos nos recuerdan lo fácil y gratuito que resulta deshacerse de aceites usados y otros productos de dudosa salubridad a través de los desagües. En Laudio los vertidos industriales fluyen con alegría semanalmente al Nervión, sobre todo por las noches y aprovechando días de lluvia y tormenta.

El río Nervión está catalogado como Zona de Interés Especial para el visón europeo en Bizkaia; en Araba se ha constatado la presencia de esta especie e incluso de la nutria en esta misma cuenca. Pero los ríos son algo más que nutrias y visones, mucho más que el desagüe de nuestros deshechos, y los que tienen capacidad de decidir, gestionar y sancionar siguen de espaldas a ellos.

Y espero que, una vez leído esto, el técnico de turno haga algo más que sacar una fotocopia y dejarla en el despacho de sus colegas.