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Las altas conexiones en París y N'DJamena de una pequeña ONG

Sospechas, distorsiones e intereses como para llenar un arca entera

Camino de cumplirse un mes desde que saliera a la luz el «secuestro de un centenar de niños» por la asociación humanitaria L 'Arche de Zoé ¿sabemos lo que realmente ocurrió? Conforme han pasado las semanas, París ha matizado posiciones, con un Nicolas Sarkozy presto a rescatar a quienes en primera instancia condenó. ¿Por qué ese repentino desvelo? Poco a poco empiezan a emerger las altas conexiones de la ONG tanto en París como en N'Djamena.

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Maite UBIRIA | DONOSTIA

La rocambolesca historia de una organización humanitaria dedicada al «secuestro de niños» saltó a la luz el 25 de octubre. Y lo hizo con una versión mimética a cargo de las autoridades que habían detenido a los activistas de Arche de Zoé y del gobierno del país al que esta pequeña ONG pensaba llevar a 103 niños procedentes de un centro para huérfanos de Darfur. Secuestro de menores, red de adopción ilegal, tráfico de órganos, pederastia... tanto las antenas mediáticas francesas como las chadianas espolvorearon de inmediato toda suerte de acusaciones... pero hoy por hoy son pocos los datos fiables que permiten interpretar las circunstancias que han concurrido en esta controvertida acción humanitaria.

No es sencillo escapar a la fuerte emoción que provoca todo acto que tenga como protagonistas a menores. ¿Fueron un tanto ingenuos los miembros de Arche de Zoé? Sin duda, la pormenorizada explicación de los objetivos de este acto de «desobediencia humanitaria» a través de su página web (www.archedezoe.fr), a disposición del gran público desde meses antes del fallido intento de rescate de menores desde Chad, no ha sido un antídoto suficiente frente a una maquinaria mediática mucho más poderosa y engrasada desde dos gobiernos. Sin embargo, y más allá de los comprensibles recelos ante una acción que desborda el derecho internacional, la percepción de que algunas cosas no cuadran en la versión oficial de los hechos gana terreno conforme pasa el tiempo y trascienden nuevas incongruencias sobre las actuaciones seguidas en este mediatizado caso.

El Gobierno del país africano remarcó nada más producirse el operativo policial que habían impedido un secuestro in extremis, en el mismo aeropuerto de Abeché, ciudad en la que quedaron recluidos en primera instancias tanto los activistas como sus colaboradores en Chad, varios periodistas y los miembros de la tripulación. Hoy todos están libres y de vuelta a casa salvo los seis activistas de la organización humanitaria y tres empleados chadianos.

El Gobierno de Chad ha aprovechado el caso para fomentar las pasiones patrióticas, aunque, por lo que sabemos hoy, las autoridades de N'Djamena ayudaron a «secuestrar» a esos menores, al participar de su traslado desde la frontera con la castigada región sudanesa de Darfur. El Gobierno local conocía a ese personal y trabajó con él, primero en ese primer traslado, y luego, ya en territorio interno chadiano, en un centro de acogida en el que se prestó atención de emergencia a los menores y se les preparó, con la ayuda de personal integrado por sicólogos y traductores, para la finalmente abortada evacuación hacia territorio galo.

Según ha podido saber GARA incluso existe testimonio gráfico que confirmaría esas fluidas relaciones de Arche de Zoé no ya con funcionarios del ejecutivo que encabeza Idriss Deby, sino con el entorno más próximo al presidente chadiano. ¿Eran ese tipo de imágenes las que buscaba la Policía francesa en el reciente registro de la sede parisina de la agencia Copa a la que pertenecía uno de los periodistas que acompañó al grupo?

El visado del piloto belga

Particularmente revelador resulta el testimonio aportado por Jacques Wilmart, el piloto belga al que la justicia chadiana acusa de facilitar el operativo de evacuación humanitaria. En declaraciones tras su liberación, Wilmart afirmaba: «No he violado ni las leyes de Chad ni las belgas, ni las francesas ni las de ningún otro país. Se me encargó una misión de evacuación humanitaria desde los campos de refugiados de la frontera con Darfur. La asociación para la que hice ese viaje es legal y está reconocida como tal por las autoridades chadianas. No llegué a Chad de incógnito. Lo hice con una visa en la que se explicita que acudí allí a realizar evacuaciones humanitarias».

Esas palabras vienen a desmentir el pretendido desconocimiento de las autoridades chadianas de la actividad de la ONG francesa, incluidos sus planes de llevar a Europa a menores en situación de riesgo.

La organización humanitaria Arche de Zoé realizó esa primera evacuación de niños de Darfur a Chad, fue ayudada por personal militar chadiano y francés, contrató los servicios de una compañía aérea, se tramitaron visas... todo ello bajo la mirada de la cámara de varios periodistas. Un comportamiento que, ciertamente, no concuerda mucho con el que se le presume a una oscura red de traficantes de menores.

Si una ONG que se sabe muy pequeña puede desenvolverse con esa soltura en un país extranjero cabe plantearse qué circunstancias facilitan esa labor. A la vista de lo ocurrido, no es descabellado pensar que el «factor político interno» haya sido el propiciador, primero, y el que ha malogrado, después, la acción de «desobediencia humanitaria» organizada por Arche de Zoé, y secundada por 150 familias, de ellas media docena de Euskal Herria, que se prestaron a acoger a esos niños no para adoptarlos, sino para tramitar para ellos el estatuto de refugiados en el Estado francés.

Otras versiones sobre lo ocurrido plantean también algunas interrogantes: Paris alude al engaño a las personas dispuestas a acoger a los «niños de la guerra», llegando a sugerir el pago por éstas de cantidades que oscilaban entre 1.500 y 4.000 euros. ¿Cómo se explica que con las graves acusaciones que pesan en este caso la asociación que reúne a esas familias no haya tomado todavía cartas en el asunto para llevar una acción conjunta ante la justicia? A día de hoy sólo cuatro del más de centenar de familias han secundado la invitación del gobierno para actuar en tribunales al entender que Arche de Zoé abusó de sus buenas intenciones.

Hay más cuestiones dudosas. Pese a que la versión oficial sostuvo desde el principio que los niños no eran en realidad huérfanos y que no todos procedían de Darfur sino que muchos de ellos eran sudaneses, Unicef, encargada de la asistencia a los 103 menores, no termina de explicar por qué esos pequeños no han sido entregados a unos progenitores que no terminan de aparecer.

Al respecto, el Gobierno francés, el mismo que quiere imponer pruebas de ADN para impedir la reagrupación familiar a los inmigrantes en su suelo, descubre ahora que el concepto de familia es más amplio en África, tratando de justificar esa tardanza en entregar a sus allegados a los 103 menores.

Con todo, lo más grave es que las informaciones que llegan de Chad no dedican ya prácticamente ni una línea a abordar el futuro de esos menores, y se centran casi en exclusiva en el enmarañado proceso político y judicial. Con una excepción, el Gobierno español ha anunciado que enviará una misión al centro en que están acogidos para ultimar cómo se afrontará su educación. Como es sabido, tras la liberación del personal de la línea aérea catalana atrapado en esta crisis, Madrid anunció que asumiría el costo de la educación de esos niños. Solidaridad espontánea y desinteresada hacia unos niños que, en palabras de Miguel Angel Moratinos, «son huérfanos de todo».

Entre tantas sombras, sobre la propia operación de Arche de Zoé y sobre los nexos de sus impulsores, un dato que se da por seguro. En unas semanas llegará a Chad la Eufor, fuerza europea bajo mando francés que tendrá la misión de dar seguridad a los campos en que sobreviven unos 250.000 refugiados procedentes de Darfur. El rechazo inicial de Chad a esa injerencia internacional y la hipotética compensación francesa para superar esos impedimentos podrían explicar quizás muchas cosas sobre el cambio de actitud del Gobierno chadiano en relación al polémico proyecto puesto en marcha por Arche de Zoé.

Relaciones franco-chadianas

Desde que Nicolas Sarkozy se postulara para acudir con billete y avión pagado por los franceses a recoger a los miembros de la ONG detenidos si algo quedó claro es que el tótem esgrimido para condenar en juicio mediático a los miembros de Arche de Zoé, el respeto a la soberanía del estado chadiano, está bien como discurso, pero no resiste el más mínimo contraste con el pasado y presente de las relaciones franco-chadianas.

Los estados francés y chadiano están unidos por un doble acuerdo de cooperación técnica militar y de cooperación económica y financiera desde el 6 de marzo de 1974. Esos acuerdos, suscritos por el entonces primer ministro y luego presidente de la República, Jacques Chirac, han sobrevivido a la sucesión de golpes militares. Luego, invocando la no injerencia, París ha mantenido constante su estela intervencionista en ese país.

El actual Ejército chadiano, principal valedor del presidente Deby desde que éste depusiera a su antecesor en 1990, y revalidara el puesto en elecciones de bajo perfil democrático en 1996 y el 2001, sigue el diseño de Ejército francés. En 2005, París destinó 520.000 euros al presupuesto de cooperación militar con Chad y 1,4 millones para otros proyectos de Defensa.

Militares chadianos siguen cada año formación en escuelas militares galas, y la asistencia francesa es también básica en los centros militares locales. Finalmente, Paris mantiene en el país vecino a Sudán un contingente estable de 1.200 soldados, lo que confirma el interés del primer socio comercial de Chad en preservar su influencia en una zona caracterizada por la alta inestabilidad política y la fuerte competencia entre potencias extranjeras (EEUU, Alemania, China...) por explotar unos yacimientos de petróleo muy codiciados en estos tiempos de incógnitas energéticas.

Las constructoras francesas tuvieron un papel destacado en la construcción del oleoducto Camerún-Chad, concluido en 2003, pero el oro negro que fluye por él lo explota la norteamericana Exxon.

El ejemplo ilustra uno de los temores del Quai d'Orsay, como es ver minusvalorizado su papel en una «zona natural» de influencia. El Estado francés sigue siendo el primer socio comercial de Chad, pero a tenor de los datos oficiales que ofrece su gobierno, el volúmen del negocio empieza a disminuir. Y es que a la conocida concurrencia con empresas estadounidenses o británicas por el control del mercado africano, hay que sumar la pujante presencia china.

Todo ello pone de manifiesto que no es fácil hacer lecturas de lo ocurrido con los 103 niños de Darfur, quizás ello se deba a que en las relaciones franco-chadianas no todo es lo que parece ni aparece todo lo que es.

IMÁGENES REVELADORAS

La Policía registró días atrás la agencia para la que trabaja uno de los periodistas que filmó las actividades de Arche de Zoé. ¿Buscaba imágenes que corroborarían la cálida acogida al personal de esa ONG en el entorno del presidente chadiano?

ORIGEN Y SITUACIÓN

Chad negó que los niños sean huérfanos de Darfur. Ahora recula y habla de que París dió visas a esos menores. Efectivamente, los niños tienen documentos, expedidos por los responsables de las tribus de Darfur a las que pertenecen.

ABUSO A LAS FAMILIAS

Cuatro familias han denunciado a Arche de Zoé. Pero son más de un centenar las que integran la asociación de personas que estaban dispuestas a acoger a esos menores con el compromiso de tramitar para ellos el estatuto de refugiado.

La intervención de Sarkozy, ¿una historia de familia?

Los aplausos que el PSOE y el PP han tributado a Nicolas Sarkozy por su gestión personal en la liberación de la tripulación de la compañía catalana que dio con sus huesos en una cárcel chadiana por el «caso Arche de Zoé», contrastan con la actitud crítica de la mayoría de los medios de comunicación franceses.

Aunque con limitaciones, en los medios franceses han empezado a publicarse datos que vienen a poner en duda que el apresurado vuelo de Sarkozy a Chad y su poco afortunada oferta de repetir rescate saltándose los procedimientos judiciales de un país soberano, fuera sólo un acto de efectismo político o de exaltación patriótica.

La liberación de las enfermeras búlgaras, que luego se demostró fue un regalo de Muamar Gadaffi a cambio de los contratos militares y de tecnología nuclear, sentaba un precedente demasiado cercano. Y, casualidad o no, el nombre de la ya ex esposa del presidente, Cécilia Ciganer-Albéniz, vuelve a salir a la palestra. Aunque ya en privado personas ligadas a este «rescate de menores» habían remarcado que la ex primera dama conocía los planes de Arche de Zoé y que, en cierto modo, los amadrinaba, ahora la sobrina de uno de los detenidos ha confirmado a «Le Figaro» que su tío se embarcó en esa evacuación porque tuvo la certeza de tan remarcable apoyo.

A esa aparición de nombre de Cecilia Sarkozy en el «affaire Arche de Zoé» hay que sumar la publicación en algunos medios de comunicación de informaciones que dan cuenta de que una de las responsables de la ONG detenida en Chad y designada como representante legal por Arche de Zoé se vinculaba profesionalmente al organismo semipúblico Paris Biotech Santé, dedicado a apoyar proyectos de creación de empresas en el sector de servicios médicos y farmacéuticos. La citada entidad, de cuyo consejo consultivo forma parte François Sarkozy, pediátra y hermano del presidente, ha desmentido que diera donativos a Arche de Zoé. GARA

La prensa despierta

«Le Canard Enchaîné», red Voltaire... han destapado contactos de la ONG con el Ministerio de Exteriores francés, con Cécilia Sarkozy y con Paris Biotech Santé, entidad semipública a la que está ligado el hermano pediatra del presidente galo.

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