Alexander Uriarte Licenciado en Historia
¡La apisonadora!
Dice Patxi López, candidato a lehendakari (yo también quería ser Superman de pequeñito), que llegado el actual momento político, por la propuesta de resolución del conflicto manifestada por la izquierda abertzale en Anoeta, ha pasado una «apisonadora».
Efectivamente, cuando creía que ya todo estaba visto, debo reconocer «sorprendido» coincidir a nivel por lo menos terminológico, que no en el fondo, con este socialista-monárquico (esto dejó de sorprenderme hace tiempo).
Qué duda cabe que por encima del «fracasado» proceso de resolución del conflicto vasco -lo de las comillas es por el escepticismo que me crea el mero hecho de pensar que en algún momento los poderes fácticos, comandados por el de los banqueros, del Gobierno español hayan tenido intención de si quiera iniciarlo- ha pasado una apisonadora que ha tenido como conductor visible al PSOE y como peón, que limpia lo que ensucia el capataz, al PNV.
En una clara demostración de que López y compañía han aprendido de errores cometidos por sus predecesores, los cuales conllevaron nimias consecuencias, pretenden aprobar el examen a modo de GAL mediático, estrategia mucho más limpia y eficaz ante la aborregada y capitalista masa social devoradora de televisión. Estrategia que les sirve para presentarse ante esa masa impregnada de desidia capitalista como víctimas de sus «bienintencionados esfuerzos». Y por si esto no fuera suficiente, viene por detrás el patético peón de obra peneuvético, que da más pena que el Borbón en su nuevo papel de Hernán Cortés, el cual sirviéndose de los mismos medios, eso sí, con label vasco por supuesto, busca el mismo objetivo en la tierra que dicen tanto quieren y desgraciadamente tantas veces les ha visto traicionar.
Pero, por si fuera poco el efecto apisonadora, por detrás de ésta los susodichos clubs económicos, PSOE y PNV, envían sus respectivas caballerías azul y roja (la dirección de la verde sólo le corresponde al bien difunto duque de Ahumada), que se encargan de forma menos sutil que los medios de comunicación de completar la tarea iniciada por estos a golpe de detención, tortura y encarcelamiento.
En fin, tendremos que ser bien pensados y creeremos que el conductor de esa apisonadora debía de ser el propio López, y con el ajetreo se le caerían las gafas y el hombre no pudo ver nada de lo que sucedió en ese denominado «proceso de resolución del conflicto». ¿Por qué íbamos a pensar que sus declaraciones son interesadas si tanto él como su partido nunca nos han dado razones para hacerlo?