PERFIL | HASHIM THACI
Del maquis a la dirección política de un proceso político tortuoso
D. L.
Hashim Thaci, cuya formación, el Partido Democrático de Kosovo (PDK) venció con claridad en las elecciones legislativas del pasado sábado, es un dirigente político procedente de las filas del Ejército de Liberación de Kosovo (UÇK), organización que luchó por las armas contra la dominación serbia del territorio.
Irrumpió en la escena política en la dirección de la guerrilla, que combatió a las fuerzas serbias en la década de los noventa. Con el nombre de guerra de serpiente, Thaci fue responsable de las finanzas y la logística del grupo armado.
Su trayectoria vital y política es similar a la de tantos y tantos jóvenes que se sumaron a las filas de UÇK. Nacido en la localidad de Brocna, en el distrito central de Drenica -uno de los bastiones del independentismo kosovar-, participó en su juventud en la resistencia pasiva contra la represión de Belgrado a comienzos de los noventa.
Esta estrategia de resistencia pasiva, liderada por el fallecido ex presidente Ibrahim Rugova, fue la respuesta de la población albano-kosovar a la suspensión de la autonomía decidida en 1988 por el también desaparecido presidente serbio Solobodan Milosevic, quien se aupó a la ola panserbia en plena crisis de la Yugoslavia titista. El partisano y fundador de la Yugoslavia autogestionaria, fallecido en 1980, otorgó a Kosovo en 1974 una autonomía sustancial que la equiparaba en la práctica con el resto de repúblicas socialistas yugoslavas.
Belgrado respondió con más represión a la estrategia pacifista de Rugova, que llegó incluso a la creación de una universidad propia.
Desencantados por la falta de resultados, Thaci y otros fundaron UÇK, organización armada que vivió un fortalecimiento constante y llegó, en 1998, a controlar una cuarta parte del territorio.
Condenado en rebeldía por Belgrado a 22 años de cárcel por un ataque contra una patrulla policial en mayo de 1993, Thaci huyó y se refugió en Suiza, donde terminó sus estudios de Ciencias Políticas.
El primer ministro electo de Kosovo reapareció en la conferencia de Rambouillet (1999), donde se afirmó, con el apoyo de EEUU, como el jefe de la delegación albano-kosovar.
Tachado de «terrorista», los dirigentes serbios se negaron a comunicarse con él durante muchos años. En junio de 2003, fue detenido en el aeropuerto de Budapest sobre la base de un mandato de arresto internacional emitido por Serbia. Fue liberado poco después por la mediación de la misión de la ONU en Kosovo (Minuk).
Durante la crisis de 1998-1999, que derivó en la expulsión masiva de la población albano-kosovar y en la campaña de bombardeos aliados contra Serbia, Thaci fue nombrado primer ministro del Gobierno provisional de Kosovo. Tras el desembarco de las tropas de la OTAN y la llegada de la Minuk, fue elegido miembro del Consejo Administrativo Interino.
Thaci ha ido reforzando con los años su perfil político, aunque no falta quien echa de menos en él un carisma que sobra a otros dirigentes guerrilleros.
Tras la creación del PDK, que en las dos anteriores citas electorales quedó en segundo lugar tras la Liga Democrática de Kosovo (LDK) del finado Rugova, Thaci se ha significado, junto a la mayoría del resto de líderes albano-kosovares, en tender la mano a las minorías, especialmente la serbia.
Así, no dudó en desmarcarse del estallido de enfrentamientos interétnicos en marzo de 2004, que dejaron decenas de muertos y cientos de heridos. «Los que han quemado las casas de serbios y las iglesias ortodoxas no son más que criminales que no pueden ser tolerados (...) Kosovo no pertenece exclusivamente a los albaneses», insistió entonces.
Denuncia que se enmarca en el proyecto, que Thaci hace suyo, de crear un Kosovo soberano y multiétnico. Ya ha anunciado que su gobierno tomará decisiones «como país independiente y soberano».