GARA > Idatzia > Editoriala

Remover los sustratos de la violencia contra las mujeres

El Día Internacional contra la Violencia contra las Mujeres no puede convertirse en un fetiche de calendario, tampoco en el refugio para el discurso que no exige una acción concreta. Es una jornada para visualizar un compromiso, primero de solidaridad hacia las ciudadanas que se ven arrastradas directamente por la violencia sexista, pero igualmente para extender ese compromiso a una tarea obligada y urgente: si de lo que se trata es de avanzar hacia un horizonte diferente para mujeres y hombres, hay que remover los sustratos y no sólo la tierra de la superficie, a fin de detectar y superar los focos en que se concentra la discriminación hacia las mujeres. En la primera tarea, la de visualizar el problema, se van dando pasos, aunque en cierta medida la mediatización de la violencia sexista se focalice en exceso en el recorrido judicial del problema. En ese plano, se constata que las mujeres denuncian cada vez más las agresiones. Otra cosa diferente es lo que ocurre después de que una mujer da ese paso, siempre difícil y que en muchas ocasiones conlleva una dosis de riesgo considerable. Para ella misma, pero también para su entorno afectivo. Y especial mención merece en esta cuestión la situación padecida por hijos e hijas.

Sin embargo, es evidente que la ley tiene lagunas en su modo de aplicación, pero también en forma de insuficiencia de recursos, cuando no de inercias a la hora de dar respuesta con eficacia a situaciones que no pueden esperar. En todo caso, no cabe engañarse, el problema sobrepasa y excede al ámbito de los juzgados. Es imprescindible que esta sociedad active los recursos de los que dispone para dar centralidad a esta cuestión y que las instituciones acompañen sus condolencias con acciones orientadas a poner freno a los mecanismos de transmisión de los valores de los que se alimenta esta violencia. Algo falla cuando cada vez con más frecuencia se producen agresiones por parte de ciudadanos jóvenes. Algo se está haciendo mal en el espacio familiar, en el ámbito educativo, desde los medios de comunicación, desde los estamentos de poder. La reflexión debe darse en términos integrales, aunque ello toque puntos sensibles que van desde los patrones de modelo afectivo hasta los currículos escolares, pasando por la discriminación laboral o la expulsión de las mujeres de los espacios de decisión.

Imprimatu 
Gehitu artikuloa: Delicious Zabaldu
Igo