Una nueva edición de Nazio Eztabaida, o Debate Nacional, ha certificado la vigencia de un diagnóstico que establece claramente que la nación vasca permanece amenazada por diferentes elementos, de entre los que la falta de reconocimiento como nación y la vulneración de derechos individuales y colectivos son los más relevantes. Las bases fundamentales establecidas ayer en Barañain para la supervivencia y el desarrollo de Euskal Herria recogen estos elementos, junto con la necesidad de articular y desarrollar las relaciones entre los diferentes territorios a todos los niveles y la apuesta por el derecho de autodeterminación como puntos claves del programa político y social común de los abertzales. Tal y como se hizo explícito de nuevo ayer, las diferentes adscripciones ideológicas o territoriales de los ciudadanos que consideran Euskal Herria su nación no pueden ocultar ese elemento común.

En el terreno del balance, la cita de ayer recordó la vigencia de las aportaciones realizadas durante el último año en temas como la construcción nacional o el Acuerdo Democrático de Base. Ese acuerdo establece un marco integral para la resolución del conflicto que todos los agentes implicados deberían tener en mente al acometer nuevos intentos de negociar una salida. La sociedad debe empujarles a ello. Asimismo, la necesidad de redimensionar la apuesta realizada en los sucesivos foros de esta iniciativa quedó también patente en la reunión de ayer.

Ante esta perspectiva, es necesario constatar que las diferentes instituciones que gestionan los territorios del país no están a la altura de los retos de la nación vasca. El intento de unos por hacer de una parte el todo -guiándose por sus intereses inmediatos-, la obcecación de otros en convertir una parte en la nada -por miedo a perder los privilegios adquiridos ilegítimamente durante décadas- y, por último, la insistencia de los terceros en entonar el «rien de rien», dejan el proyecto de una Euskal Herria libre y democráticamente articulada en manos de aquellos que asumen el diagnóstico reivindicado ayer. Es decir, de aquellos que asumen que Euskal Herria es una nación con siete territorios, una sociedad y una cultura distintas y distintivas y un pueblo con derecho a decidir su futuro libremente. Ayer se constató que, pese a la coyuntura, una parte importante de la ciudadanía vasca está en esa clave.