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Oscar Arenas CITE-CCOO Euskadi

Inmigrantes, expertos en paciencia

En las cuestiones de inmigración, la integración es un esfuerzo en los dos sentidos, que no sólo le corresponde a uno. Y la reagrupación familiar es un elemento clave para la integración efectiva

Emeka tiene cuarenta años y hace cinco llegó desde Nigeria a Bilbao, donde reside desde entonces. Tiene «papeles» y un trabajo al que acude puntualmente todos los días a las 7 de la mañana. Ladrillo a ladrillo, va construyendo para él y su familia un futuro mejor que el que imaginó cuando se estableció en Euskadi.

La parte más importante de ese futuro pasaba precisamente por traer a su mujer y a su hija, que no tuvieron más remedio que permanecer en Nigeria. Así que Emeka, con su carácter tranquilo y laborioso, ha ido recorriendo todo el camino que la Administración le ha ido señalando: renovó sus autorizaciones de trabajo y residencia cuando le tocaba, esperó el tiempo que fija la ley, se informó sobre los trámites a realizar para solicitar la reagrupación familiar y finalmente presentó la solicitud preceptiva. Todo esto fue en agosto de 2006.

Tres meses después la Subdelegación de Gobierno le concedía la ansiada autorización para reagrupar a su familia. Así que continuó recorriendo el procedimiento y envió las respectivas autorizaciones a Nigeria. Allí, Onyinyechi, su mujer, con no menos laboriosidad que Emeka, se dispuso a cumplir con los trámites ante el Consulado español para solicitar el correspondiente visado. Pagó las tasas y acudió a su cita en enero de 2007.

Y desde esa fecha, el Consulado español continúa estudiando el caso, aclarando la identidad de Onyinyechi y su hija Faith, comprobando la exactitud del acta de matrimonio... Por triste que parezca, un año y tres meses después de empezar con el procedimiento para la reagrupación, un año después de obtener la autorización de la Subdelegación y casi once meses después de la primera cita en el Consulado español en Nigeria, Emeka y Onyinyechi continúan separados. Hace un par de semanas Emeka, agotado y ansioso, llamó por enésima vez al Consulado español en Nigeria. El funcionario le aconsejó «tener un poco de paciencia».

A Emeka, como a mí, le gustaría sentarse en una mesa con ese funcionario, o con el embajador, cónsul o ministro de turno. Le gustaría coger un par de esos calendarios y tranquilamente, en silencio, sin reproches, sin acritud, pasar una a una las quince páginas de cada mes delante de esa persona. Y hacer una sola pregunta: «¿paciencia?». En la misma situación, ¿tendrían paciencia esas persona?

La reagrupación familiar no es sólo un mero trámite administrativo sin más. Es un derecho vital para las personas, para la integración, para la construcción de ese futuro mejor. Y, por desgracia, el caso de Emeka no es el único. En los últimos tiempos en CITE-CCOO nos hemos encontrado con demasiadas trabas para el ejercicio de este derecho. Desde la indefinición de las percepciones económicas a acreditar para solicitar la reagrupación, hasta el retraso y el exceso de discrecionalidad de los consulados a la hora de conceder visados. Y, en este caso, con el agravante de que el interesado ya tiene la autorización de la administración correspondiente. Y eso pasa con el Consulado español en Nigeria, Senegal, Ecuador, Bolivia... Vericuetos técnicos o trampas mal disimuladas cuando la voluntad de fondo no es otra que cerrar las en el camino de la reagrupación. En Quito, por ejemplo, la cita para el Consulado no la pone el propio consulado, sino el banco en el que se deben abonar las tasas. Da igual que luego te den con la puerta en las narices. Y la cita se establece para cuatro o cinco meses después.

Y son meses, o años, como en el caso de Emeka, de la vida de personas que tenían un proyecto migratorio, cuyas aspiraciones se ven cortadas en seco. Cualquier persona con interés en este campo sabe que la integración es un esfuerzo en los dos sentidos, que no sólo le corresponde a uno. Y la reagrupación familiar es un elemento clave para la integración efectiva.

Recientemente el Gobierno español presentaba el think tank de expertos internacionales, premios Nobel incluidos, que van a participar en el desarrollo del programa electoral. Quizá deberían contactar con Emeka, que también es un experto internacional. Experto en paciencia.

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