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Fuad Siniora reclama la autoridad para su Gobierno tras la marcha de Lahud

El primer ministro libanés, Fuad Siniora, afirmó ayer que hay que procurar elegir a un nuevo presidente cuanto antes para poner fin a la profunda crisis en la que se está hundiendo su país, que carece de jefe de Estado desde la medianoche del viernes, cuando Emile Lahud abandonó su cargo coincidiendo con el fin de su mandato. Siniora reclamó para su Gobierno la autoridad y negó que el Ejército se haya hecho cargo de la seguridad en Líbano.

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Líbano, que ayer amaneció sin jefe de Estado por primera vez en su historia, se enfrenta ahora a un vacío presidencial que augura un agravamiento de las tensiones provocadas por la persistente lucha entre un Gobierno apoyado por Occidente y la oposición antioccidental.

«Una República sin presidente», tituló ayer el diario afín a la oposición «Al Balad», después de que en la medianoche del viernes el presidente, Emile Lahud, dejara su cargo al término de su mandato, sin que la mayoría parlamentaria y la oposición fueran capaces de designar un sucesor, que debe ser elegido por el Parlamento. La Cámara optó por prorrogar el plazo previsto hasta el próximo viernes.

«Si no eligen a un nuevo presidente de consenso, con el apoyo requerido de dos tercios (tal y como reclama la oposición, afín a Lahud), tenemos hombres que se pueden imponer», advirtió el presidente saliente.

Ayer, Siniora instó a procurar que la elección del nuevo jefe de Estado tenga lugar cuanto antes, para poner fin a la crisis en la que se hunde el país. El primer ministro proclamó que su Gobierno ostenta la autoridad y negó que el Ejército se haya hecho cargo de la seguridad.

Aseguró que «no se quedará un minuto más en el poder» una vez que se elija al nuevo mandatario y aclaró también que no es él quien asume el mando presidencial sino el Consejo de Ministros. «Nadie toma el lugar del presidente de la República, la Constitución estipula que es el Consejo de Ministros y no una persona», afirmó, agregando que «estamos en una situación excepcional y esperamos que termine lo antes posible».

Temor mutuo

La vacante presidencial suscita la inquietud de los libaneses y de la comunidad internacional sobre el futuro del país y vuelve a plantear los temores sobre un posible deterioro de la seguridad. «Hay, sin embargo, un status quo, pues ambos bandos se temen mutuamente», declaró a France Presse un diplomático árabe en Beirut. «Hay temores de que la situación degenere en un conflicto entre sunitas y chiitas o entre cristianos, y por eso todos se muestran reservados», manifestó.

La mayoría de lo sunitas apoya a la coalición antisiria en el Gobierno, mientras que los chiitas apoyan, en su mayor parte, a la oposición, conducida por la poderosa Hizbullah, aliada de Damasco. Los cristianos y, en especial, la comunidad maronita de la que sale tradicionalmente el presidente de la República, están divididos en dos bloques.

A causa de la tensión política que vive el país, las medidas de seguridad fueron reforzadas, en especial en Beirut y alrededores. El Ejército, encargado en general del mantenimiento del orden, fue desplegado sobre los principales ejes de la capital.

Inquietos por el vacío de poder, EEUU, la ONU y la Unión Europea exhortaron a todas las partes a hacer una prueba de moderación y lograr un compromiso lo más pronto posible.

El presidente, Emile Lahud, abandonó el palacio presidencial coincidiendo con el fin de su mandato. En cuanto abandonó la sede presidencial, Lahud señaló a los periodistas que «mi conciencia está tranquila. Líbano sigue bien».

Unos 2.000 partidarios del primer ministro mostraron su alborozo en las calles de un barrio suní de la capital lanzando fuegos artificiales, tocando tambores y gritando «fuera Lahud».

Unas horas antes antes del fin de su mandato, el ahora ex presidente declaró el estado de excepción y encomendó al Ejército la seguridad del país, una orden que fue enérgicamente rechazada por el Gobierno, cuyo primer ministro, Fuad Siniora, dijo que su Gabinete -que Lahud y la oposición consideraban ilegítimo desde la dimisión de seis de sus ministros en 2006- asumirá temporalmente las prerrogativas de la Presidencia, tal y como contempla la Constitución. Siniora, que rechazó la elección de un mandatario interino, afirmó que «un estado de excepción no es necesario».

Tensa calma

Beirut amaneció en un ambiente de tensa calma, con tanquetas del Ejército apostadas en sus principales calles y avenidas, patrulladas, asimismo, por soldados y policías que mantenían controles fijos y móviles. También el el sur del país había un intenso movimiento de soldados libaneses, muy superior al habitual.

Aunque desde hace días era notoria la presencia de las fuerzas del orden, ésta se intensificó en las últimas horas después de que Lahud confiara al Ejército el mantenimiento del orden.

«vacío organizado»

Algunos medios de comunicación consideran que Líbano ha entrado en un período de «vacío organizado» y temen que esa etapa se prolongue de manera indefinida.

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