Aunque accediera a la Supercopa por su condición de anfitrión, la presencia de dos equipos vascos en una final, menor pero final, de un torneo ACB supuso la señal inequívoca de que algo está cambiando dentro del baloncesto nacional. Si el año pasado la novedad fue la participación de tres equipos por el ascenso del Bruesa Gipuzkoa Basket, el matiz de la presente es que tenemos a dos equipos con aspiraciones de play-off y, por qué no, con el sueño de emular lo de octubre en el BEC en Zurbano en el segundo fin de semana de febrero.

Como señalaba esta misma semana la página web de la ACB, el de mañana en Zurbano puede ser el «mejor derbi de la historia» y es que, nunca habíamos tenido a dos equipos tan bien clasificados y con sensaciones tan buenas. Mientras los baskonistas son terceros a sólo un triunfo de DKV Joventut y Real Madrid, los de Vidorreta son sextos, lo que nos pondría en un hipotético cruce de play off de terminar ahora mismo la temporada regular.

Este cruce no supondría un hito histórico, ya que existe un lejano precedente de la temporada 86-87, en la que el Caja Álava, con el actual presidente Josean Kerejeta, Pablo Laso, Abdul Jeelani o Larry Micheaux entre otros, se enfrentó en cuartos de final al Caja Bilbao de J.J. Davadillo y el magnífico tándem Kopicki-Lockhart. Los gasteiztarras, con el factor cancha en contra, se impusieron por 1-2 y pasaron a los cuartos de final, donde serían eliminados por el CAI Zaragoza.

En cómputos generales, los derbis han sido coto baskonista, con 18 victorias en los 23 enfrentamientos contra los bilbainos. Cuatro de esas derrotas fueron encajadas contra el Caja Bilbao y sólo una, la de hace dos años con récord de espectadores en el BEC y el «We are the Champions», contra Bilbao Basket.

Punto de inflexión

Aunque el gesto de celebrar el haber ganado un partido de liga regular como si de un título se tratara no sentó demasiado bien en la parroquia gasteiztarra, se puede tomar como un punto de inflexión en el seno del equipo bilbaino, que comenzó a creer que podía aspirar a algo más que a mantenerse.

Porque tras catorce años sin poder disfrutar del baloncesto al máximo nivel, la primera visita del Baskonia a Bilbo fue un sopapo a toda la ilusión que se había generado. Era el primer partido del nuevo proyecto en ACB y el Baskonia, con Calderón, Macijauskas y Scola, no tuvo piedad y les demostró lo dura que puede ser la categoría con un 57-104 del que todavía se acuerdan los aros de La Casilla.

Sin embargo, el espíritu de supervivencia les sirvió para mantenerse en los momentos más duros y el crecimiento paulatino les permite presentarse en este derbi como el equipo revelación y su victoria sería calificada como sorpresa relativa tras su exhibición en Badalona.