Al menos quince personas murieron ayer y 28 resultaron heridas de diversas gravedad por el estallido de un coche bomba en el barrio de al-Qarrada, en el centro de Bagdad, mientras que otras cinco personas fallecieron y otras doce resultaron heridas por la detonación de un atentado cargado de explosivos en el centro de Baquba. Estos ataques coincidieron con la visita del secretario de Estado de Defensa de EEUU, Robert Gates, al país árabe.

El atentado de al-Qarrada se produjo en una hora de gran afluencia de tráfico en las inmediaciones de la mezquita chií de Hosseini al-Obaidi poco antes de que en la «ultraprotegida» Zona Verde Gates y su homólogo iraquí, Abdul Khader Obaidi suspendieran una rueda de prensa

Asimismo, otra persona falleció y cinco más resultaron heridas en un atentado contra una patrulla policial en Mosul, en Kurdistán Sur, minutos después de que Gates llegara a esta ciudad. El secretario de Estado realizó una visita sin anuncio previo a una base militar estadounidense situada al sur de la ciudad, en las inmediaciones del aeropuerto. Con esta visita Gates buscaba conocer, de primera mano, la situación militar de Kurdistán Sur.

Un coche bomba explotó al paso de una patrulla de la Policía iraquí en el barrio de al-Dawassa, en el centro de Mosul, indicó a France Presse un responsable de la Policía local, el general Abdul Khalaf al-Joubouri.

Por otra parte, en Kirkuk, un responsable de la formación kurda UPK fue el objetivo de un atentado con coche bomba, según el general de la Policía Torhan Youssef. Dos personas fallecieron y otras diez resultaron heridas en este atentado, mientras que el dirigente de la UPK, según Youssef, resultó ileso.

A pesar de la oleada de atentados que se produjo, Gates aseguró en Bagdad que Irak «se encuentra en la vía de la democracia y de la estabilidad, aunque todavía nos queda mucho por hacer», tras entrevistarse con miembros del Gobierno iraquí.

Junto a ello, Gates subrayó que se ha producido «un descenso global de la violencia en Irak en los últimos meses», lo que, a su juicio, «ha contribuido a un aumento en el número de refugiados que han regresado a sus lugares de origen así como a una mayor inversión extranjera».

«Todo esto ha llevado a un creciente sentimiento de normalidad y esperanza. Sé que los iraquíes están más que preparados para los retos. Sin embargo, todavía les queda mucho por hacer», añadió.

A la relación de muertos iraquíes hay que sumarle el fallecimiento de un soldado estadounidense mientras participaba en una operación militar en la provincia de Salahaddin, al norte de Bagdad.