«Destruir es muy fácil y propio de sociedades bárbaras o fundamentalistas. Conservar para comprender nuestros orígenes es lo propio de sociedades civilizadas y avanzadas que cuidan su pasado para entender su presente y proyectarse hacia el futuro». Así reza uno de los párrafos finales del manifiesto suscrito por cerca de dos centenares de profesionales de la Prehistoria y la Arqueología, entre ellos, 26 catedráticos de universidades europeas y americanas, 39 profesores titulares e investigadores tanto del CSIC español como del CNRS francés, entre otros organismos.

El manifiesto es un espaldarazo de la comunidad científica a las tesis en torno a Praileaitz defendidas tanto por la sociedad Aranzadi como por entidades ciudadanas, como Praileaitzen Lagunak y Praileaitz SOS, así como por diversos partidos y algunos cargos institucionales. Un espaldarazo que llega en vísperas de que el día 14 el pleno del Parlamento de Gasteiz debata una proposición no de ley presentada conjuntamente por PSE, EHAK y Aralar para instar al Gobierno de Lakua a modificar el decreto de protección que aprobó en julio para el yacimiento, en el sentido de que ampare no sólo a éste, sino también a su entorno, es decir, a lo que queda de la ladera del monte, que sigue siendo explotada por Hormigones Zeleta, del grupo Amenabar. Todos los partidos, excepto el PNV, han dado a entender que apoyarán de alguna manera la proposición.

Las bases del posicionamiento

«Las investigaciones arqueológicas actuales -puede leerse en el manifiesto- son el resultado de una tradición de más de un siglo. A lo largo de él se han conocido profundas transformaciones en sus objetivos y en los métodos y técnicas aplicados en su consecución. Se ha pasado de considerar exclusivamente el objeto singular o el monumento a valorar el yacimiento, y más recientemente el territorio en el que se inscribe. Las actuales líneas de investigación en arqueología implican no sólo la excavación de los sitios, sino tam- bién su adecuada conservación y consolidación. Todo ello tiene como fin último, además de los objetivos académicos o investigadores, la socialización de los descubrimientos a través de su exposición o musealización, en este caso no sólo del yacimiento, sino también del paisaje en el que se sitúa. Para ello, una correcta explicación debe apoyarse en tres pilares fundamentales: investigación de campo (excavación, recogida de datos), estudio e interpretación de los datos y, por último, recreación del sitio y su incardinación en su entorno más próximo. Estos tres pilares cobran aún mayor sentido cuando se trata de explicar todo aquello que concierne al mundo de lo sagrado (como es el caso de la cueva del chamán de Praileaitz). Ahí es donde se manifiesta el poder de abstracción y trascendencia de la humanidad prehistórica. Es la nuestra una ciencia compleja, ubi historia silet lapides ossaque loquuntur. Los documentos en los que basamos nuestra investigación son muy débiles y pierden su sentido cuando se les priva de su contexto natural original. Por ello, hoy no sólo se estudian las cavidades y su contenido. El paisaje, como cataliza- dor de una conjunción global de lo cotidiano y lo sagrado, cobra importancia crucial para la comprensión, en su globalidad, del hecho histórico. No son tantos los lugares prehistóricos en la Comunidad Autónoma en los que se manifiesta lo sagrado. Por ello, su adecuada conservación nos preocupa a todos, y en especial a quienes firmamos este documento».