El fiasco de Madrid hace abrir algunos debates incómodos
Urkullu ve en el fiasco de la concentración una constatación del «desapego» a los políticos; parece que la factura del final de la negociación no sólo la paga la izquierda abertzale...
Ramón SOLA
Anteayer en Madrid, sindicatos y partidos -incluidos PNV, EA, NaBai o ERC- ha- bían convocado una concentración por «la derrota de ETA». ``El País'' cifraba ayer la participación en 6.725 personas. ``El Mundo'' la reducía a 4.000. Dando por bueno el recuento más favorable y extrapolándolo a Euskal Herria, es como si en Bilbo hubieran salido 750 personas, o 400 en Donostia, Gasteiz o Iruñea. Los dos agentes fallecidos eran madrileños.
El asunto no se ha podido maquillar esta vez ni en los medios ni en los discursos políticos, que habían camuflado antes otros fiascos como las 200 personas reunidas en Zarautz hace meses tras el atentado contra la comisaría de la Ertzaintza, o las decenas concentradas el lunes ante los ayuntamientos tras el tiroteo de Capbreton. Y eso que se intentó hasta el inicio mismo del acto: agencias difundieron citando fuentes de UGT que allí había ya 40.000 personas. Son los mismos medios y portavoces que llevan meses aseverando que la izquierda abertzale está desmovilizada. Basta comparar la imagen que mostraba el Ayuntamiento de Bilbo el domingo al mediodía -en la manifestación contra los encarcelamientos por el 18/98- y la de 24 horas después. Esos son los datos objetivos, al margen de los deseos de cada uno.
Desde los aledaños del PP se culpa al PSOE de no haberse volcado en el acto de Madrid, pero por primera vez afloran también críticas a la AVT por sabotearla. Zapatero confiesa el mal resultado. Y Urkullu admite «insatisfacción» con los políticos. Está claro que la factura del fin del proceso de negociación no sólo la paga la izquierda abertzale, como se vende...
El fracaso de Madrid saca a la luz también otros debates silenciados por ser políticamente incorrectos. En tertulias de medios como Radio Euskadi han aflorado coincidencias de que lo ocurrido en Capbreton difícilmente encaja en la categoría de atentado, y que quizás eso tenga que ver con el nivel de la respuesta. Poca duda había de ello desde el momento en que Rubalcaba, nada sospechoso de interés en minimizar lo ocurrido, habla reiteradamente de «encuentro casual». Y se dice en los mismos foros que tampoco habría que creer al cien por cien de la versión oficial de Getxo... Pero hay muchos interesados en inflar ciertos globos que se acaban pinchando.