Gontzal Mendibil Cantautor
Georgia, el idioma y la canción
El montañero en peligro empezó a cantar un cántico georgiano con una voz firme y clamorosa. Así morían los georgianos, ese canto retumba en los oídos y en los corazones durante generaciones
En el año 2001 un grupo de músicos vascos nos acercamos a Georgia. Una vez allí, fue una estancia tan agradable que será difícil borrar de mi memoria.
Estos días hay un encuentro de la literatura georgiana en la Feria del Libro y Disco de Durango, y dos de los escritores más nombrados y de los que han podido llegar, no sin problemas, se han acercado a nosotros para dar a conocer su cultura.
En aquél viaje, los georgianos nos abrieron su corazón con un trato inmejorable. Son un pueblo noble y gentil, siempre dispuestos a echarte una mano, al menos es lo que yo presencié en el poco tiempo que allí estuve.
Desde entonces, en muchas ocasiones hemos tenido noticias de Georgia y, al parecer, tampoco allí son tiempos de sosiego. Una tierra históricamente convulsa. Una historia muy azorada, rica en contrastes y vivencias, pero a menudo sufrida por las muchas guerras e invasiones. En el siglo IV antes de Cristo, los griegos y romanos apodaban Iberia a Georgia. Hay quien afirma que esos íberos llegaron a nuestras tierras. Y hay quienes comparan el georgiano con el euskera, afirmando que el nuestro es un vestigio de aquella civilización.
Continuando con las semejanzas, si llegamos al fondo del idioma, es evidente el parecido en los fonemas. Si analizamos la toponimia georgiana, allí son comunes los nombres como Artxanda, aran, uri, ura, zemendia, artoa, aramotz, iber, guria, txitxia... todos ellos topónimos vascos. ¿Acaso íberos?
El tono de la lengua, la estructura, los dichos no han de ser analizados sólo por los textos escritos y publicados, siempre se debe y se puede ir más allá, es mi opinión, quizás con mas razón en el caso expuesto, puesto que son alfabetos diferentes, romano el nuestro y cirílico el georgiano.
Decía el gran poeta inglés Jon Keats: «De nada estoy más seguro que de la pureza del corazón y de la verdad de la imaginación; y si la imaginación toma forma de hermosura, inevitablemente ha de ser verdad».
Apuntamos otras consideraciones para la comparación, como el carácter muy parecido en sus formas y en el trato. Comer, beber y cantar son tres cosas imprescindibles que ha de hacer un georgiano. De hecho las horas en la comida son gozosas pero interminables y algo que nos llamó mucho la atención es que cada cinco minutos se hace un pequeño discurso y se brinda con la copa en la mano. Ahora por el futuro de nuestra tierra, después por la salud de nuestros hijos...
Georgia, con seis millones de habitantes y 70.000 km2, cuenta con un paisaje muy variado, altas cadenas montañosas y fértiles tierras costeras. Es una tierra verde y montañosa, un lugar hermoso pero difícil, dividido, una y otra vez invadido y colonizado, aislado y duramente castigado por cruentas guerras e imponderables circunstancias. Muchos imperios se disputaron el control de Georgia. En 1921 las tropas soviéticas invadieron el país y se incorporó a la URSS. Georgia declaró su independencia en abril de 1991, pero desde la llegada de Putin al poder, a partir de 1999, las relaciones entre Rusia y Georgia se han agriado de manera muy peligrosa. Moscú estableció cuatro bases militares en territorio georgiano. Putin acusó a Georgia de proveer de armas a la resistencia chechena y de albergar a terroristas chechenos bajo la carátula de refugiados, a causa de lo cual Georgia fue acusada de no colaborar en la lucha contra el terrorismo internacional. Le fue impuesto también un férreo bloqueo económico.
Este es el triste patrimonio que ha dejado el imperio soviético y su inoperante sistema, y que oscurece el horizonte político georgiano. Y por si esto fuera poco, las relaciones internas son también muy convulsas y no auguran de momento un futuro prometedor. Pocas oportunidades de desarrollo y mínimas inversiones en una tierra con inmensos recursos naturales y con una renta per cápita que hace no mucho fue de las más elevadas de la antigua Unión Soviética y que hoy a duras penas trata de remontar.
Sin olvidar las penurias diarias fruto de los desacuerdos y dificultades político-económicas, hoy sábado, con intención de dar a conocer su cultura, se han acercado a Durango dos escritores renombrados en lengua georgiana.
«Dos cosas ha salvado Georgia. Una, la lengua (ese precioso tesoro que hemos de salvaguardar) y otra sus canciones. Y por estas dos cosas está viva Georgia», nos decía un orador georgiano. Y nos contó una triste pero emotiva historia que sucedió no hace muchos años. Los georgianos son muy montañeros. Fueron cuatro montañeros georgianos con intención de escalar una montaña mítica de difícil acceso y en esa cordada uno de ellos resbaló y quedó colgado de la cuerda con que le sujetaban sus compañeros. Estos aguantaron durante largo tiempo con ahínco a su infortunado compañero, mientras éste les gritaba que cortaran la cuerda. Pero cómo dejar morir a un compañero. El paso del tiempo iba debilitando las fuerzas y el montañero en peligro empezó a cantar un cántico georgiano con una voz firme y clamorosa. Esa fue la señal de que un georgiano está dispuesto a morir. Así morían los georgianos, ese canto retumba en los oídos y en los corazones durante generaciones.
«He oído que los vascos hacéis lo mismo, cantáis y cuidáis vuestra lengua», nos decía el simpático orador. «Sabemos que los vascos mantenéis celosamente vuestra personalidad, cultura e historia, y que es en esa identidad donde está la razón de vuestro ser. Para nosotros los georgianos los valores más preciados son el respeto a la vida y el amor a nuestra tierra. Desde siempre hemos apreciado y defendido la paz. Lo que dejemos lo dejaremos con amor a nuestras próximas generaciones, para que defiendan nuestro ser y nuestros valores. La música es uno de esos patrimonios que hemos de proteger con entrega y entusiasmo».
Esperemos mostrarles el cariño y la cordialidad que para con nosotros ha demostrado el pueblo georgiano. ¡Brindo para que su lengua y cultura tengan un futuro en esplendor!