Si alguna obra de arte producida en nuestro país puede ser calificada de emblemática, ésa es «Ama Lur». Quizá haya quien sólo alcance a ver en esta obra una sucesión de bellas imágenes. Es posible. En este país hay sitio hasta para ellos. Pero quien visione «Ama Lur» con un mínimo de sensibilidad y los sentidos abiertos se encontrará con un relato emocionante de una película que habla de nosotros mismos, de lo que éramos y de lo que nos hizo ser tal y como hemos sido. Nestor Basterretxea y Fernando Larruquert nos presentaron un país, el nuestro, que hasta entonces era desconocido para sus propios habitantes. Y lo hicieron con un talento que nos emocionó y que hoy, cuarenta años después, nos sigue emocionando. Son muchos los valores y las lecturas posibles de «Ama Lur» y estoy seguro de que serán muchos los jóvenes de este siglo XXI que sabrán reconocerlos. Si hay alguna forma de resumir todos estos valores, no se me ocurre otra que decir que «Ama Lur» consiguió algo casi mágico: concentrar en 98 minutos la esencia y el latido de un pueblo.

(*) Extracto de la intervención del consejero delegado de EHKE, Gorka Altuna, en Plateruena, con ocasión de la presentación de la edición en formato DVD de «Ama Lur».