Stinus, o el «vergonzoso» punto final de un «clásico en San Sebastián»
Los trabajadores de Stinus SL no renuncian a sus puestos de trabajo, aunque reconocen que la empresa que hasta hace bien poco era un «clásico de San Sebastián» -así lo dice la web del taller- tiene las horas contadas. Las decisiones fueron tomadas hace tiempo y ahora sólo falta por conconer el fallo al proceso de quiebra.
J.M. URIBARRI
Cada mañana, uno de los socios de la empresa propiedad de la familia Stinus abre el taller con aparente normalidad. Al caer la tarde, la misma persona regresa para cerrar el taller tras cumplir, como si nada hubiera pasado, otra jornada de trabajo. En medio queda la rabia de los diez trabajadores atrapados en esta pesadilla de «mentiras», horas muertas en las amplias instalaciones y la convicción de que la «situación que atraviesa la empresa ha sido forzada para provocar el cierre de la misma». La razón, sostienen los trabajadores, es la «venta de los locales -3.000 metros cuadrados repartidos en tres plantas- situados en el centro del [barrio donostiarra] de Gros». Un negocio millonario, aseguran los empleados, que sospechan de la existencia de una operación inmobiliaria en curso.
Los amplios escaparates del taller están ahora vacíos. El brillo de los lujosos BMW es historia pasada y sólo el emblemático edificio viene a confirmar la «grandeza» de antaño de una casa con más de un siglo de andadura a sus espaldas. La historia de la firma que figura en su web dice que «la conocida y tradicional empresa familiar Stinus fue fundada en el año 1893 por D. Carlos Stinus para la construcción y reparación de coches de caballos. Con el paso de los años, la propia evolución de los materiales y herramientas le llevó a esta empresa a fabricar automoviles con estructura de madera forrada de chapa y acero. Todo esto unido a un trabajo de muchos años y esfuerzo hizo que Stinus se convirtiera en un importante referente dentro del sector del automóvil, logrando así que en 1948 se le otorgara la concesión de la marca francesa Peugeot durante más de 30 años. Asimismo, en 1983, tras dejar Peugeot, comenzó como concesionario exclusivo para la prestigiosa marca alemana BMW hasta el año 2000», año en el que la multinacional alemana le retiró la concesión.
Hoy no queda nada. Pablo Astudillo ha pasado media vida en estos talleres. Sólo tenía 14 años cuando en 1961 comenzó a trabajar en Stinus. Hoy se siente engañado y maltratado. Otro tanto le ocurre a Juanma Lozano tras trabajar 33 años en el taller, y es que siete de los diez trabajadores ha pasado más de diez años en la empresa.
En el documento que los empleados de Stinus han enviado al juzgado para contrarrestar los informes del administrador judicial -dice que la hora de paro diaria repercute negativamente en la producción de la empresa-, los trabajadores indican que en las reuniones mantenidas con la empresa propusieron diferentes opciones para continuar la actividad, pero siempre fueron rechazadas por los socios. Los trabajadores indican que «también se nos comunicó que había empresas interesadas en continuar con nuestra actividad -citan una serie de conocidas firmas del sector- pero los socios también se negaron». También se planteó la posibilidad de reestructurar la empresa, alquilar parte de las amplias instalaciones -utilizar el bajo como garaje y trabajar en las restantes dos plantas-, pero «se ve que no quieren continuar con la actividad porque no aceptan ninguna oportunidad», señala el documento. Rafa Sánchez añade que «pensamos que se trata de una quiebra provocada porque las decisiones empresariales de los últimos años han sido pésimas».
«Quieren cerrar, sacar el dinero y olvidarse del tema. Esto podría seguir como negocio pero no quieren, los actuales socios no tienen vocación empresarial. Han hecho mucho dinero, tienen pisos y garajes pero muy poco estilo para hacer las cosas. Todo ha sido muy chapucero, lleno de mentiras. Lo peor es que se niegan a negociar una indemnización y una salida digna. Van a lucrarse con este negocio y no quieren compartir nada. Les pusimos una oferta a la baja sobre la mesa, pero no entran a negociar», afirman los trabajadores con enfado.
En mayo se vendieron los últimos tres coches de segunda mano -se «malvendieron», matiza Ainara Rodríguez-. Ya no queda rastro de la pasada «grandeza», sólo apuntes de los años boyantes -Stinus fue el concesionario de BMW del Estado español que más coches vendió en el año 2.000- pero, como destacan los trabajadores, «tanta historia para acabar como unos sinvergüenzas. Si alguno levantara la cabeza...».
Los primeros rumores sobre el posible cierre de la empresa comenzaron a escucharse en mayo. Un mes antes uno de los socios se marchó de vacaciones y ya no regresó más, mientras que en junio, cuando los trabajadores se encontraban en un permiso retribuido de 15 días decidido por la dirección, la empresa presentó el 12 de junio un proceso concursal, día en el que también era nombrado un administrador judicial.
El 30 de noviembre pasado los trabajadores recibieron la notificación del juzgado, que comunicaba la aceptación del proceso concursal presentado, abriéndose un plazo de 15 días de negociaciones entre las partes, que finaliza el próximo día 15. A partir de ese día las horas de Stinus están contadas.
Entretanto, continúa el pleito entre Stinus y BMW Ibérica, que demandó a la firma de Donostia por el «uso indebido» de los logos de la marca tras perder la concesión en el año 2000.