Juan Carlos Mora acaba de publicar, de la mano de Ttarttalo, «Manual de genealogía e historia de la familia en Euskal Herria», «una especie de guía -en palabras del propio autor- para ayudar a todas aquellas personas que empiezan a hacer el árbol con sus antepasados».

El libro explica de manera sencilla cómo buscar los datos en el Registro Civil o en los archivos parroquiales y aporta información sobre cuestiones como tipos de árboles genealó- gicos o cómo aplicar las tecnologías de la información.

Además, Juan Carlos Mora propone «no quedarte sólo con un árbol en el que figuran nombres y fechas de nacimiento o defunción, sino ir un poquito más allá y buscar datos de contenido social o económico que permitan saber no sólo cómo se llamaban tus antepasados, sino algo sobre cómo vivieron. Por ejemplo, de qué caserío eran, cuál fue su profesión o si ocuparon cargos públicos».

El último capítulo del libro está dedicado al apellido vasco. En él, el autor intenta explicar de forma breve su evolución, porque, advierte, «el apellido no es algo que permanece invariable en el tiempo». Tiene su origen a finales del siglo VIII, pero su forma de transmisión, tal y como hoy la conocemos, prácticamente no se fija hasta el siglo XIX. Hasta entonces el apellido tenía mucho que ver con la casa en la que uno vivía, así que no era infrecuente que dos hermanos, si vivían en casas diferentes, tuvieran apellidos diferentes, o que uno cambiase de casa y, con ello, de apellido. «Conviene tener estas cosas en cuenta -advierte Mora-, porque te puedes encontrar con que un antepasado tuyo ha cambiado de apellido o que quien tú pensabas que era tu antepasado no lo es».