Jakue Pascual Sociólogo
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El Gabinete de Prospección Sociológica de Presidencia del Gobierno vasco ha presentado la décima entrega de los «Retratos de Juventud».
La primera consideración a tener en cuenta -como reconocen los autores- es que la recogida de datos de este estudio se efectuó durante el alto el fuego de ETA. Así que cuando se pregunta directamente a los jóvenes sobre qué votarían en un referéndum, los que se muestran partidarios de la independencia del País Vasco son un 41%, frente al 26% que se posiciona tajantemente en contra y un 15% que se abstiene de tomar partido. La formulación en la pregunta pone de manifiesto la brecha que abre el Estado entre la hipotética opción de permitir realizar una consulta ciudadana («Si el Gobierno español permitiese decidir libremente sobre la independencia y se realizara un referéndum a favor o en contra de la independencia, ¿Vd. qué votaría?») y la circunscripción de la cuestión independentista al ámbito de lo privado («Respecto al tema de la independencia del País Vasco... ¿Vd. personalmente...?»), donde los miedos relacionados con esta posibilidad se ven al trasluz de las actitudes personales, afirmando un 34% de los jóvenes que están de acuerdo con la independencia y un 23% que están en contra, a la par que un 30% declara que se posicionarán según discurran las vicisitudes políticas.
Más de dos tercios de jóvenes vascos defienden todas las opciones como legítimas, incluso la independentista, y se posicionan en un 84% en contra de la intervención armada del Estado en caso de que ésta se llevara a efecto. En definitiva, los jóvenes vascos se muestran en un 61% a favor del reconocimiento del derecho de autodeterminación y sólo el 14% de sus coetáneos se manifiesta en contra de dicho aserto.
Las opiniones políticas de los jóvenes de la CAV disienten de la praxis de los partidos. Un 83% opina que el pueblo vasco tiene derecho a decidir su futuro. Un 78% afirma que el conflicto político trasciende a la lucha armada. Y un 73% considera que se deben ampliar los cauces democráticos para que los ciudadanos puedan participar en el proceso de normalización.
La confianza en las instituciones se tambalea, la política no interesa, pocos se sienten próximos a un partido y ningún líder aprueba la reválida. En una decena de años apenas ha cambiado el posicionamiento de los jóvenes en el eje ideológico, situándose un 50% entre las izquierdas y sólo un 5% entre la derecha.
Los jóvenes han valorado positivamente su calidad de vida, se han quejado principalmente de la precariedad laboral y la carestía de la vivienda, protestan cada vez más por la gestión de las administraciones más cercanas y su información de lo acontecido en el planeta se filtra vía televisiva, a la par que precipitan la radio al vacío.
La hipnosis que provoca el tubo catódico es reemplazada por la del LCD y el plasma. A partir de ahora veremos cómo inciden el fin del alto el fuego y la recesión económica que se avecina en el nuevo retrato de juventud y si éste reafirma la tendencia independentista y de izquierdas apuntada mayoritariamente por los jóvenes de la CAV desde hace una década.