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Jesús Arbizu, Miren Egaña y Sabino Cuadra En nombre de Hilarria

Estela de Germán: punto y seguido

UPN no es consciente de que todas sus burdas maniobras, unidas a nuestra actividad, han conformado en Iruñea una conciencia crítica ciudadana cuyas exigencias van hoy bastante más allá de la necesidad de reponer la estela a su lugar

Germán murió de muerte matada, tal como se dice allá, en México. Es decir, no murió, sino que lo mataron. Lo suyo no fue muerte, sino crimen; crimen de Estado, llamemos a las cosas por su nombre. Luego, además, no contentos con ello, quisieron rematarlo condenándolo al olvido, que es la peor de las muertes. Pero la llama del olvido no prendió y la memoria perduró.

Allí donde cayó pusimos una estela de piedra. La rompieron a mazazos. Pusimos una segunda. La volaron con explosivos. Colocamos una tercera, y ésta, a pesar del abandono municipal, aguantó firme durante más de veinte años. Finalmente, cuando se proyectó hacer por allí un aparcamiento, Barcina sonrió: las obras fueron la excusa para hacer desaparecer la estela.

Luego, cuando la reivindicación arreció -«Germanen hilarria, bere tokira!»-, Yolanda pretendió aplastar aquella exigencia colocando en su lugar el gigantesco monumento al encierro. Nadie, salvo ella misma y su grupo, UPN, veía que aquella fuera una buena ubicación para éste, pero por encima de todo estaba el intento de borrar aquel vestigio de los sanfermines-78. Aun con todo, no le entramos al trapo. Rechazamos contraponer nuestra exigencia a la colocación del monumento. Aun cuando denunciamos su pérfida intención, afirmamos que allí había sitio para estela y monumento. Su perversa jugada no funcionó y desde entonces, todos los 8 de cada mes, a las ocho de la tarde, allí hemos estado con nuestra sufrida copia de poliestireno reivindicando nuestro «Germanen hilarria, bere tokira!».

Junto a Hilarria ha estado la crème de la crème de la Iruñea no oficial: corales, grupos de danzas, txistularis, gaiteros, txarangas, konparsas de gigantes, bertsolaris, joteras... Los bares prepararon gratis el mojito con el que celebramos la aprobación de la moción; amigas y amigos aportaron vino y castañas para calentar cuerpos y estómagos cuando el frío arreció. Y, lo que es más importante, la asistencia a nuestros actos nunca ha decaído: varios cientos de personas en cada concentración; varios miles el 8 de julio...

Finalmente, el pasado septiembre la oposición municipal -PSN, NaBai, ANV/EAE- logró que nuestra moción reclamando la reposición fuera aprobada. UPN no tardó en afirmar que aquello carecía de valor jurídico y que no la repondría. Sin embargo, al cabo de dos meses, desdiciéndose de lo anterior, la ha colocado, haciéndolo por sorpresa y sin notificarlo previamente a nadie. ¿Cuáles son las razones de este cambio de actitud en UPN?

De todas las posibles, ninguna de ellas tiene que ver -creemos- con una conversión de UPN a la democracia. Si así fuera, Yolanda ya habría destituido al nefasto jefe de la Policía Municipal, Sr. Santamaría, cuya dimisión ha exigido también la mayoría de la corporación. No, no se trata de nada de eso. Pensamos más bien que la reposición tiene que ver con la intención de UPN de cerrar una fuente permanente de desgaste de imagen pues, salvo la gente muy facha, pocos eran los que se oponían a que la estela volviera a su lugar. Barcina ha pretendido así desactivar el calendario próximo -las elecciones cada vez están más cerca- de futuras denuncias y movilizaciones.

En cualquier caso, si es así, craso error. Y decimos esto porque UPN no es consciente de que todas sus burdas maniobras, unidas por otro lado a nuestra actividad, han conformado en Iruñea una conciencia crítica ciudadana cuyas exigencias van hoy bastante más allá de la necesidad de reponer la estela a su lugar. Nuestro objetivo es la recuperación de una memoria que habla de un grito silenciado, de una justicia no hecha, de un crimen sin castigo.

En la emisora de la Policía pudo oírse lo siguiente aquel fatídico 8 de julio: «¡Tirad con todas las energías y lo más fuerte que podáis! ¡No os importe matar!». Y así lo hicieron. Tiraron mucho, hasta agotar la munición. Y no les importó matar. Quienes lo hicieron se sabían amparados por gente muy engalonada y excelentísimos altos cargos. Por eso nadie fue sancionado, nadie procesado, nadie condenado. La sentencia la redactó Martín Villa, entonces ministro de Interior de UCD: «Lo nuestro son errores, lo de ellos son crímenes». Y los jueces dijeron amén. Y así hasta hoy: ¡30 años de impunidad!.

Cuarenta y dos grupos sociales y cientos de personas apoyaron en su día la presentación de la moción que finalmente aprobó el Ayuntamiento. Varios más se han sumado estos últimos meses. Pero no es sólo lo cuantitativo lo que importa. Hoy tenemos más unión, más convicción, más apoyo social y, lo que es más importante, sabemos que vencer es posible. Porque sólo así puede valorarse la reposición de la estela, como una victoria en toda regla. Y ahora, una vez logrado esto, nuestro objetivo es la recuperación de la memoria secuestrada. Para iniciar esta andadura hemos convocado una concentración el próximo sábado, 15 de diciembre, a las 13:00 horas, junto a la estela. Allí celebraremos este triunfo como se merece, con un piscolabis y la compañía de Jarauta 69, Iruñea Dantza Taldea, Alde Zaharreko Erraldoiak, etc.

Apuntad bien esto, Yolanda Barcina, Miguel Sanz, Jaime Ignacio Del Burgo, Vicente Ripa, José Antonio Rubalcaba, José Luis Rodríguez Zapatero, excelentísimos y dignísimos magistrados de las más altas instancias forales y estatales, porque ésta es nuestra intención: no quedará ninguna calle, ningún portal, ninguna fábrica, ningún instituto, ninguna clase, ningún txoko ni sociedad, ninguna peña, ninguna asociación ni colectivo al que no hagamos llegar esta verdad tan simple: los sanfermines de 1978 fueron reventados desde el poder, el crimen cometido fue un crimen de Estado y ningún responsable de todo lo anterior ha sido nunca juzgado ni condenado por ello. Y, consecuentes con ello, no descansaremos hasta que la verdad, la dignidad y la justicia sobre los sanfermines-78 hayan desplazado para siempre los 30 de mentira, ignominia e inmunidad que hemos padecido.

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