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Roberto Botija crea con sus fotos testimonios del paso del tiempo

El fotógrafo Roberto Botija (Bilbo, 1953) expone por primera vez su obra en Gasteiz. Sus imágenes de gran formato y a color se pueden visitar hasta el 27 de enero en la Casa de Cultura Ignacio Aldecoa. Son retratos de paisajes en los que convergen el tiempo y la transformación.

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Josune VELEZ DE MENDIZABAL | GASTEIZ

Edificios en derrumbe, tierra pisada por grandes ruedas de camiones, piedras labradas por las marcas de las excavadoras, canteras, escoria arrastrada por el agua o un charco de gasoil son algunas de los paisajes que Roberto Botija ha seleccionado para su muestra «Paisajes al margen» de Gasteiz. Se trata de una selección de 17 fotografías a color y en gran formato fruto del trabajo que el bilbaino ha realizado durante los últimos seis años.

Los lugares que recoge la cámara han dejado de existir como tales. «A día de hoy estos sitios son ya irreconocibles», consideró Botija. Las fotografías que el artista ha acercado hasta Gasteiz están tomadas en los límites de la ciudad de Bilbo. «Son las zonas menos vistas, las más degradadas y a las que apenas llega la gente», reconoció.

Trascender lo efímero

Por eso, como si se tratase de una excursión a las afueras, a esos lugares recónditos que apenas se visitan, el fotógrafo realiza «un trabajo lento en el que se crea una realidad que te obliga a ver el paisaje de otra manera». Botija recordó ayer la fotografía topográfica del siglo XIX en la que «sales y muestras lo que nadie ha visto antes», redundó.

El artista no pretende que en sus fotografías prime lo personal, y por eso es el objeto el que toma la mayor relevancia en el retrato. «Lo significativo en todas estas imágenes es lo efímero -resaltó-. Intento fotografiar contra el tiempo. Son retratos que se debaten entre el deseo y la pérdida. Lugares que están en trance de desaparición».

La muestra, que permanecerá abierta en la Casa de Cultura Ignacio Aldecoa hasta el próximo 27 de enero, recoge un texto del arquitecto Francesco Carreri en el que se puede leer sobre la «amnesia urbana» y como estos espacios que el humano manipula «esperan ser rellenados de cosas». Así en una de las imágenes Roberto Botija desveló que lo que parecía un paisaje idílico no es otra cosa que la acumulación de residuos.

Roberto Botija lleva doce años dedicándose a la fotografía. Un monográfico sobre Bilbo en una renombrada revista suiza de arquitectura le valió entonces el buen nombre en la profesión. Su primera muestra individual tuvo lugar en el año 2000 en la Casa de Cultura de Elgoibar y desde entonces Botija se ha convertido con su cámara en testigo de los cambios que el paisaje sufre con el paso del tiempo. «Un día es de una manera y cuando vuelves a los tres meses ya nada es igual», apostilló.

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