El Baskonia encontró en la intensidad y en la defensa la respuesta a todas las dudas que le habían surgido en las últimas semanas. Tras un partido de los de verdad, el tener que jugársela en el último cuarto ante un rival de la calidad de Olympiacos hacía que no todos confiaran en la victoria, pero, recuperado el alma, los de Spahija dejaron en cinco puntos a los griegos -dos tiros libres y un triple muy lejano- y dio una patada a los viejos fantasmas que comenzaban a aflorar en Zurbano.

El propósito de enmienda era claro incluso desde la presentación y, acompañado por el golpe en el dedo que desactivó a Macijauskas para todo el primer cuarto, el Baskonia comenzó mandón. Volvió a demostrarse que desde el rigor defensivo todo se ve de otra forma y los ataques equilibrados, con Teletovic de estilete, permitieron abrir una amplia ventaja en el primer cuarto 25-14.

Se perdió algo de fluidez ante la zona griega en el segundo cuarto, pero la nebulosa regresó de la mano de un Prigioni pasado de vueltas que, con una antideportiva y una técnica consecutivas, metió al Olympiacos en partido y se fue dos puntos por arriba 36-38 al descanso a base de endurecer el partido.

Tras otro par de minutos de ataques descompensados, que Macijauskas aprovechó apara abrir brecha, Pete Mickeal lideró la remontada amparado en una defensa magnífica sobre el lituano de Vidal. Sin embargo, el abuso del triple en ataque devolvió el mando a Olympiacos de la mano de un gran Blakney.

Pese a los precedentes, el Baskonia se refugió en su defensa para los momentos calientes, mientras Pini Gershon se suicidó manteniendo una zona estéril. Los griegos sólo hicieron cinco puntos y la victoria y el basket average se quedó en casa.