En una sesión tardo vespertina de televisión multipuntos de apoyo, descubro algunas de las virtualidades que tiene el invento para convertirse en una central de alarmas. Las circunstancias navideñas solamente son una excusa para demostrarnos que vivimos en un mundo donde se rige por nociones cada vez más alejadas del álgebra y conforme avanza el siglo nos metemos de manera más absurda en unos cuadrantes donde la razón desaparece. La verdad hace tiempo que escapó, pero ahora a la que se le persigue es a la lógica, a la razón, se busca el extremismo telúrico fundamentalista para dejar arrumbada la política para que puedan vivir golfeando los denominados políticos, sean con traje parlamentario, sindical o judicial.

Juntar a lo ancho y a la lo alto de una pantalla rectangular los sofisticados anuncios de perfumes con los telemaratones, los idílicos paraísos de los automóviles alados cual pegasos de aleación vanguardista, con las amargas noticias de la emigración, no hace otra cosa que solapar las realidades existentes. Los villancicos suenan a zambombazos, y de fondo se repiten unos estribillos que nos dejan suspendidos en la más grande angustia: el precio de los cereales va a depender del precio del petróleo. Lo dicen con tanta solemnidad que uno quisiera regalar manuales de supervivencia en vez de este despilfarro envuelto en celofán.¿Qué nos quieren decir? Asegura pomposo un responsable en estos asuntos: «Se acabó el tiempo de la comida barata».

Sin comida barata, sin gasolina barata, sin pisos baratos, ¿en qué estamento social quedamos los niños que no nacimos ni en un pesebre ni en un palacio? ¿Nos queda alguna salida fuera de la resignación o la miseria? Antes pensábamos que las contradicciones del sistema iban a terminar por destruirlo, pero ahora empezamos a impregnarnos de pensamientos mágicos, y estamos percibiendo extrasensorialmente que hay una cuadrilla de conjurados que dominan los medios, los cuartos y hasta los enteros. Tendremos que volver a leer historia, porque si triunfan los libros sobre el Edad Media, es por algo.