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A latigazos

Así sacaría aquel Jesús de Nazaret, del que hoy celebra la Iglesia católica su nacimiento, a quienes son responsables en esta sociedad actual de desmanes, injusticias, represiones, mercado globalizado... Empezaría por la jerarquía de la propia Iglesia que pretendidamente sustenta su razón de ser en su figura y enseñanzas, para seguir con quienes se enriquecen explotando a sus semejantes para agrandar sus riquezas, pasando por quienes promueven guerras basándose en intereses espúreos y para mayor gloria y enriquecimiento de unos pocos. También usaría su látigo contra quienes sojuzgan los derechos de los pueblos y se apoyan en Tribunales nefastos para «combatir» las ideas, encarcelando a quienes luchan por sus ideales.

Jesús peleó contra la ocupación de su pueblo por los romanos y contra las injusticias sociales... y lo pagó con su vida. Él proclamaba la venida de un reino justo e igualitario para todas las personas. Si hoy estuviera aquí, seguro que pasaba la noche en la cárcel, como tantas y tantos que van a faltar a la mesa familiar y a quienes echaremos de menos.

Sin embargo, a la jerarquía del catolicismo español esto se la trae al pairo. Que en las familias haya huecos insustituibles no es lo importante. No se les ha oído una voz denunciando esta situación. Eso sí, despedirá el año con una manifestación en Madrid «Por la familia cristiana» para la que cuenta con el respaldo del Papa. Allí, haciéndole el juego al PP, gritará por la defensa de ese modelo de familia «natural» constituida por hombre y mujer, y al resto de las familias... ¡que les den! Es su muestra de entender la justicia social.

Por otra parte, la misoginia de la Iglesia católica está más que probada, y es que ni siquiera en este capítulo siguen la doctrina de Jesús, quien dio un trato igualitario a mujeres y hombres. El rol de éstas, pese a los condicionantes sociales imperantes en la época, no fue menos importante que el de ellos. Entre quienes le siguieron se dio un discipulado de iguales entre hombre y mujeres. Las siete mujeres que le siguieron de forma continua, como afirma el teólogo Couto, «no eran nada marginales, estaban bien situadas dentro de la historia y del alma de su pueblo, eran cómplices de la esperanza mesiánica, cuya realización favorecen y aportan. Eran mujeres que no estaban al servicio de un varón o de los hombres en general; estaban al servicio del Evangelio, eran mujeres evangelizadoras» Pero esto no le interesa a la actual Iglesia católica, y por eso sigue discriminando a las mujeres

Por estas razones y algunas más, yo, como mi kuttune Bikin, esta noche prefiero celebrar el solsticio de invierno, lo que está enraizado en nuestra cultura milenaria, y no la navidad católica. Levantaré mi copa por aquel Jesús, abertzale y revolucionario, y por todas las personas que injustamente han muerto o están en la cárcel o en el exilio -político o económico- por defender sus ideas y pretender una sociedad más justa e igualitaria. Ongi izan!

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