Olentzero trajo carbón en forma de empate para un Athletic que no se portó excesivamente bien, sobre todo en una pésima segunda mitad, y que cierra el año con tan sólo un punto más que en la jornada 17 de la pasada campaña. Los rojiblancos tuvieron el marcador a favor, pero la reanudación deparó una pesadilla antes de Navidad, que finalmente se solventó con el empate como mal menor.

Lo más preocupante de esta historia, al margen de ver que nadie en un club sin dirección deportiva definida reparó en un jugador de la calidad de Iñigo Vélez de Mendizabal mientras se fichaba a precio de angulas a un central de lo más normalito como Ocio, es que tras cinco meses el proyecto de Caparrós sigue sin arrancar ni convencer a casi nadie. De hecho, los vizcainos cierran el año con una victoria en casa y con el peor registro goleador de la historia.

Todo en un choque que arrancó con intensidad por parte de un Athletic que quería hacerse acreedor del juego. Así, Fran Yeste realizó varios buenos cambios de orientación de juego mientras David López trataba de entrar por banda derecha.

Sin embargo, la mejor jugada de peligro llegó por la izquierda. Gabilondo puso un gran centro sobre a la cabeza de Llorente que cruzó bien la pelota, pero que se encontró con el palo.

Claro que el Murcia tampoco vino de paseo y con su entramado defensivo buscó marcar su territorio en el campo. Y el partido pasó a convertirse en una pequeña guerra de guerrillas donde las faltas, agarrones y los saltos al límite de la legalidad se convertían en tónica habitual. Los pimentoneros cuentan con un experto en estas lides: el inefable Pablo García. Una situación perfectamente condimentada con la actuación de Álvarez Izquierdo que encrespó los ánimos de San Mamés. Todo ello fue acercando el choque hacia el tedio más absoluto donde tan sólo el acierto a balón parado podría romper el equilibrio de fuerzas. Y así encontró el Athletic el camino hacia el gol.

Corría el minuto 45 cuando en una de las incontables faltas de Ochoa a Llorente, Fran Yeste encontró un perfil perfecto. El basauritarra efectuó el golpeo y se topó con unas infantiles y absurdas manos de Movilla. Penalti claro y ocasión para respirar antes del descanso. Pero, el bocadillo casi se atraganta, ya que Notario repelió el lanzamiento de Orbaiz. San Mamés contuvo la respiración hasta que un atentísimo y decidido Koikili fue con todo a por la bola. El de Otxandio perforaba la meta rival y estallaba de alegría el mismo día en el que cumplió 27 años. Su sueño parece no tener fin. Lástima que, según parece, no vaya a tener un merecido sitio en el equipo nacional.

Superioridad murciana

El Athletic tenía el viento de cara pero pronto se le fueron cayendo las bolas del árbol. Álvarez Izquierdo cogió la matrícula a Ocio y le sancionó con un penalti tan aparatoso en las formas como inexistente en el fondo. Baiano no desaprovechó el regaló y a partir de ahí comenzó el desastre rojiblanco.

El Murcia fue agrandándose cada vez más hasta tener ocasiones más que suficientes para ganar. Así, tuvieron un carrusel de ocasiones con Abel, Regueiro o Iñigo. El gasteiztarra dejó grandes destellos y su trabajo provocó la expulsión de su paisano Ocio. La acción demostró que la curva del fútbol lleva ya a uno hacia arriba y al otro, roja incluida, hacia abajo.