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informe de la fao sobre perspectivas alimentarias

Cereales, se dispara su precio y caen sus reservas

El último estudio «Perspectivas Alimentarias» de la FAO advierte de que la cantidad de alimentos en el planeta está descendiendo rápidamente, mientras que los precios de los productos crecen a niveles históricos. Las reservas de cereales bajaron un 11%, el nivel más bajo desde 1980, mientras el precio medio de los alimentos creció un 40%.

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Joseba VIVANCO

Casi ochenta millones más de niños y niñas se sumarán durante el año entrante a los ya 6.300 millones de habitantes del planeta. Y a sus familias seguro que les gustaría que lo hicieran con un pan bajo el brazo, y más si vienen al mundo en uno de los actuales 37 países que enfrentan una crisis alimentaria. Y todo porque el precio de los cereales acabó 2007 por las nubes y es muy previsible que siga así en 2008, amén de una peligrosa rebaja de las reservas mundiales.

La última previsión de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas en inglés), de principios de diciembre, situaba la producción mundial de cereales en 2007 en 2.101 millones de toneladas, con la mayor parte del incremento en cereales secundarios, en especial el maíz en EEUU. Lo relevante es que esa cifra representa un nivel récord de producción, con un aumento del 4,6% respecto al año anterior.

Sin embargo, los precios internacionales de los cereales han permanecido estos últimos meses altos y volátiles, como reflejo de una demanda sostenida -en particular por parte de la industria de los biocombustibles-, unida a unos niveles históricamente bajos de esas reservas y unos incrementos insuficientes en la producción -sobre todo de trigo- en los países exportadores. Así lo indicala FAO en su informe ``Perspectivas de cosechas y situación alimentaria''.

Tal y como relató hace unos días el director general de esta organización, Jacques Diouf, los precios básicos de los productos agrícolas ya subieron de manera brusca en 2006: un 9% respecto al ejercicio precedente. Pero es que en 2007 el alza ha sido de cerca del 40%, con lo que no es de extrañar que el maíz batiera su precio récord en una década ya en febrero pasado o que los precios de los aceites y harinas alcanzaran sus máximos de los últimos 24 años.

¿Cuáles han sido las principales causas? Una, que las reservas mundiales se sitúan en unos niveles históricamente bajos en muchos productos, tanto que, cuando en 2008 acabe la temporada de algunos de ellos, el «granero» mundial estará en su índice más pobre desde 1983. Así, las reservas de trigo sufrirán un descenso del 11% con respecto a la temporada anterior y alcanzará su nivel más bajo desde 1980 -el Departamento de Agricultura de EEUU lo remonta a los últimos 47 años-. Con la reserva prevista, en caso de una crisis mundial llegaría para abastecernos durante doce semanas, cuando la media en los últimos años ha sido de 18 semanas. Y otro tanto sucederá con el maíz.

Otra razón de esta inquietante situación han sido los eventos climáticos en algunos países exportadores como Australia o Ucrania.

Mayor peso ha tenido, sin duda, la creciente demanda de productos básicos para producir biocombustibles como alternativa al petróleo. Basta el ejemplo de EEUU, donde el maíz destinado a combustible se ha duplicado desde 2003 y, además, se estima que pasará de los 55 millones de toneladas en 2006 a los 110 en 2016. En la UE se calcula que las cifras de trigo para biocombustible se multipliquen por 12 para ese mismo año.

Una cuarta causa de este alza imparable de precios está en un aumento de la demanda, en especial por parte de países en pleno desarrollo como China, Brasil o India. Es el caso de la incesante tendencia del consumo de carne, que entre la población china, por ejemplo, ha aumentado de manera considerable. Estos cambios han incrementado la demanda de cereales forrajeros. Si a ello le sumamos que para producir un kilo de trigo hacen falta entre 1.000 y 2.000 litros de agua, tenemos otro problema añadido, porque para generar un kilo de carne hacen falta entre 10.000 y 13.000 litros de agua.

Este auge en el consumo de carne acarrea un alza en la demanda de piensos, que también han llevado la misma tendencia alcista, provocando ulteriores aumentos en los precios de productos cárnicos y lácteos.

Amenaza mundial para los más pobres

Con este panorama de vertigionosas subidas de los precios básicos de los cereales, en los medios de comunicación occidentales hemos tenido noticia de que mientras en México se registraron varias manifestaciones en protesta por el precio de la tortilla, los italianos declaraban una huelga de 24 horas nada menos que sin pasta y los alemanes veían correr más de una lágrima a la hora de beber una cada vez más inalcanzable jarra de cerveza.

Menos repercusión entre nosotros han tenido las protestas sociales en pueblos y ciudades de Mauritania. Este país africano produce sólo el 30% de los alimentos que sus tres millones de habitantes necesitan y los precios de importación del trigo se han disparado por encima del 75% durante 2007, de 200 dólares por tonelada a 356. El máximo responsable de la FAO ha recordado que este fenómeno «amenaza la seguridad alimentaria de millones de personas, en particular en los países más pobres del mundo».

Los aumentos de los precios internacionales se han traducido en precios más altos al por menor de los alimentos básicos en muchos países, según el último informe de la FAO. Los más afectados por las subidas son los países en desarrollo, que dependen en gran medida de las importaciones para cubrir sus necesidades de consumo de cereales. Se prevé que la población de bajos ingresos deba sostener la carga más pesada, ya que su aporte calórico diario depende mucho de los productos a base de cereales y el porcentaje de los alimentos dentro de sus gastos totales es alto.

El coste total, indica la FAO, de los alimentos importados por los denominados Países de Bajos Ingresos y con Déficit de Alimentos (PBIDA) en 2007 sería un 25% mayor que el año precedente, superando los 107.000 millones de dólares. Y eso que algunos países están reduciendo su demanda exterior debido, precisamente, a esos altos precios, lo que está originando tensiones sociales en muchos puntos del planeta, desde Marruecos a Uzbekistán, pasando por Yemen, Guinea, Mauritania o Senegal. Países que dependen de la importación de trigo, como Cabo Verde, Gambia, Eritrea, Somalia, Mongolia, Sri Lanka o Timor están padeciendo también una subida espectacular de productos básicos como el pan.

Y no es precisamente optimismo lo que se desprende de recientes declaraciones como las de Concepción Calpe, la economista en jefe de la FAO, a la BBC. «No es un fenómeno breve. Hay unos elementos fundamentales por los que pensamos que se van a mantener los precios altos por lo menos otros diez años», puntualizó.

Esto favorecerá a los grandes agricultores, pero no así a los pequeños productores y campesinos, para quienes Jacques Diouf, ha anunciado un plan de ayuda. La estrategia diseñada -para la cual la FAO destinará 17 millones de dólares, aunque todavía debe contar con la aprobación de los países miembros- consiste en la entrega de bonos a estos agricultores para que adquieran directamente semillas y fertilizantes.

«Tenemos que hacer frente al hambre mundial que se avecina», ha vaticinado, por su parte, Josette Sheeran, directora del programa mundial de alimentos de la ONU. «Lo más importante para nosotros es saber cuánto tiempo afectará esta situación, que puede perjudicar a los más necesitados durante décadas», ha agregado. «Si no se interviene a tiempo para limitar los daños, estos países no tendrán ninguna esperanza», le acompañaba en sus augurios el propio Diouf.

La FAO ha puesto ejemplos como los de Malawi para demostrar que es posible aumentar la producción local de alimentos. Ayudado por unas lluvias favorables, el programa de Malawi ha presentado unos resultados espectaculares a lo largo de los dos últimos años: la producción de maíz en 2006/2007 excedió en un millón de toneladas a las necesidades nacionales de maíz. El valor de la producción extra ascendió al doble de las inversiones realizadas. «El éxito de Malawi podría ser repetido por otros países que se enfrentan a una coyuntura muy difícil de producción alimentaria», ha comentado el director de la FAO. Sin embargo, a pesar de esos dos años de cosechas extraordinarias, la malnutrición persiste en este país del sudeste africano, como acaba de recordar Unicef hace sólo unos días. Salir del hambre no es tan sencillo.

 

Gas y petróleo: evolución

precios

Los precios del petróleo han marcado récords de precios superando con creces los 90 dólares/barril, que no se daban desde 1980. Las tarifas del gas también se han triplicado desde 1990.

demanda interna

Muchos países productores están aumentando su consumo doméstico. Indonesia ya no exporta petróleo y México e Irán prevén que su demanda interna supere a la producción en cinco años.

repercusiones

Los precios al alza del petróleo han contribuido al aumento de los cultivos agrícolas e igualmente ha aumentado el coste del transporte, repercutiendo en la aceleración de ese alza.

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