Estados Unidos y la Unión Europea abogaron ayer por la formación de un gobierno de unidad nacional en Kenia, pese a que la oposición reclama la repetición de los comicios. Si ya el mismo domingo, día en que la Comisión Electoral declaró la victoria de Mwai Kibaki, el jefe de la misión de observadores de la UE denunció irregularidades en el recuento, ayer el propio fiscal general del Estado, Amos Wako, exigió con urgencia una investigación independiente.

En una declaración televisada, expresó la necesidad de revisar los datos ante la «percepción de que los resultados fueron manipulados. Debería realizarse inmediatamente, con carácter prioritario y por una persona o institución elegida por consenso e independiente, un recuento adecuado de los certificados recibidos y confirmados».

Incluso el presidente de la Comisión Electoral, Samuel Kivuitu, reconoció que no sabía si Kibaki había ganado. En unas declaraciones atribuidas a éste por el diario local «The Standard», Kivuitu se quejó de la presión política que había recibido por parte del Partido de Unidad Nacional (PNU), de Kibaki.

Previamente, cuatro de los 22 miembros de la Comisión también habían pedido una revisión del escrutinio con el fin de que se conozca «cuál es la verdad» sobre la votación.

Pese a que cada vez son más las voces que hablan de fraude electoral y la oposición, liderada por Raila Odinga, pide la repitición de los comicios, el alto representante de la UE para la Política Exterior y de Seguridad Común Javier Solana y la secretaria de Estado de EEUU, Condoleezza Rice, coincidieron en la necesidad de «presionar a los partidos para que acuerden un gobierno de unidad o coalición». Horas después, la Casa Blanca negó estar presionando.

Asimismo, barajaron la «posibilidad» de enviar «una misión conjunta con las partes sobre el terreno». Fuentes de la oficina de Solana indicaron que se trata de «una opción entre muchas otras que abordaron por teléfono», sin precisar el contenido del resto de alternativas.

Hasta el país viajó el premio Nobel de la Paz y arzobispo sudafricano, Desmond Tutu, para «apoyar a sus hermanas y hermanos en un momento complicado donde se están cometiendo atrocidades».

Desde el domingo, más de 340 personas han muerto en los enfrentamientos que han sacudido el país y cerca de 100.000 han tenido que abandonar sus hogares, según la Cruz Roja. La mayoría de los desplazados, unos 70.000, proceden del oeste de Kenia, escenario de los peores brotes de violencia.

Ante la masiva presencia policial, el Movimiento Democrático Naranja decidió aplazar hasta hoy la concentración convocada en el parque Uhuru. La Policía empleó gases lacrimógenos y cañones de agua para impedir la llegada de manifestantes. Muchos seguidores de Odinga ni siquiera pudieron salir de sus casas debido a los disparos.