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EDMUND HILLARY, LEYENDA DEL MONTAÑISMO

Muere Hillary, que conquistó la cima del Everest y cautivó al mundo

Edmund Hillary murió ayer a los 88 años de edad. La salud del escalador había empezado a empeorar en abril, cuando sufrió una caída durante una visita a Nepal. Hillary fue el primer hombre en escalar el Everest, junto con el sherpa Tenzing Norgay, el 29 de mayo de 1953.

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GARA | AUCKLAND

Desde que se conociera su muerte, ocurrida en el hospital de Auckland, donde algunas agencias apuntan a que sufrió un ataque cardíaco y los medios locales relacionaban la causa del fallecimiento con una neumonía, no han cesado los actos, tributos y ceremonias en recuerdo al primero en poner los pies en la cima mas alta del planeta, un coloso de 8.848 metros.

Cuentan que Hillary dijo a sus compañeros de la expedición británica tras lograr la hazaña: «liquidamos al bastardo». Después se mantuvo al margen de la controversia de quién fue la primera persona en escalar el Everest, si Norgay, el sherpa que le acompañaba, o él. Sólo tras la muerte de Tenzing Norgay, con el que mantuvo una larga amistad, se atribuyó la conquista.

Cinco años después del hito alpinista, el intrépido Edmund encabezó la primera expedición motorizada (en tractor) al Polo Sur y 18 meses más tarde se convirtió en el primer hombre en alcanzarlo, tras Robert Scott.

Convertido en un defensor de los derechos de los sherpas del Himalaya, fundó el Trust Himalayo en los años 60, con el propósito de crear escuelas, hospitales y servicios básicos para esa población. Y fue allí, en Katmandú, en marzo de 1975, donde perdió a su esposa Louise y a su hija menor, Belinda, en un accidente de aviación.

Otra tragedia aérea le robó a su gran amigo Peter Mulgrew, cuya esposa, June, se convertiría diez años más tarde en la segunda y actual señora de Hillary. Llegaron los reconocimientos oficiales, fue nombrado Alto Comisario en la India, entró en la Orden de Nueva Zelanda y en la exclusiva Orden británica de la Jarretera y manifestó que, a pesar de considerarlo un honor, nunca aprobó los títulos y le parecía extraño poseer uno.

El control de Trust Himalayo se lo traspasó a los sherpas para pasar a un segundo plano. «El hecho de que nosotros tengamos dinero es una bendición, pero viene con responsabilidades», explicó en su día. «Me gusta pensar que soy un neozelandés muy corriente, igual no muy brillante, pero decidido y práctico en lo que hago», diría Hillary en 2003, con motivo del quincuagésimo aniversario de la ascensión al Everest.

Su rostro en los billetes

Para entonces había dejado ya de ser la persona corriente que empezó a subir las montañas de los Alpes neozelandeses del Sur, con 20 años. Su imagen cubre desde hace tiempo los billetes de cinco dólares neozelandeses y cuando sea enterrado recibirá un funeral de Estado.

Pero no sólo sus proezas inspirarán a futuras generaciones, «las contribuciones que hizo con su trabajo altruista en países en desarrollo dejan un ejemplo que nadie podrá mejorar» y eso hace que «Hillary sea, en realidad, inmortal», opinó ayer el montañero australiano Lincoln Hall. También se unieron la clase política especialmente de su país, Londres y Katmandú. «Nepal ha tenido la suerte de que alguien como Hillary fuera la primera persona en escalar el Everest. Abrió Nepal al turismo», recordó el ex ministro Yangkila Sherpa. Ayer el hijo de Norgay encendió una lámpara junto a la fotografía del amigo de su padre en el popular y turístico barrio de Thamel.

Asimismo, llegaron las muestras de afecto de ecologistas, representantes de la comunidad maorí, montañeros, deportistas y ciudadanos de todo el mundo.

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