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El dictador indonesio Suharto agoniza en un hospital de Yakarta

La salud del dictador Suharto, que desde el sábado permanecía inconsciente aunque estable, se agravó a media tarde de ayer. Los médicos trataban de mantener con vida a este autócrata que gobernó Indonesia con mano de hierro hasta que la presión popular le obligó a renunciar en 1998. Conocido como el dirigente más corrupto del mundo, se estima que su familia pudo haber acumulado hasta 35.000 millones de dólares de forma fraudulenta. Nunca ha sido juzgado.

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El dictador y ex presidente indonesio Suharto, nacido el 8 de junio de 1921 en Java, sufrió un irreversible agravamiento en su estado de salud. Según informó anoche el jefe del equipo médico que le atiende, Mardjo Soebandiono, presentaba problemas coronarios, pulmonares, renales y cerebrales, y permanecía conectado a un respirador artificial. «Está en una situación muy inestable y crítica», explicó. Horas antes de estas declaraciones, anunció que Suharto había tenido un fallo multiorgáni- co y que iba a ser tratado con instrumentos de reanimación.

Explicaron que su cerebro y otros órganos fallaron debido a una bajada de la presión sanguínea y que presentaba problemas respiratorios. «No podemos decir cuánto tiempo seguirá con vida», manifestó el médico Muhamad Munawar del Hospital Pertamina. El día 4 fue trasladado a este centro sanitario de la capital por anemia y baja presión sanguínea debido a problemas de corazón, pulmón y riñón.

De hecho, ayer el vicepresidente indonesio acudió al hospital para ser testigo de la muerte de Suharto, tal y como indicaron fuentes de su oficina que no quisieron ser identificadas. El presidente actual, Susilo Bambang Yudhoyono, se encuentra de visita en Malasia.

El dictador, que gobernó Indonesia con mano de hierro durante más de tres décadas (1965 a 1998), encabeza las listas de dirigentes más corruptos de las últimas décadas del Banco Mundial y de la organización Transparency International -que calcula que la familia acumuló más de 35.000 millones de dólares de forma fraudulenta-, aunque no se le ha juzgado en Indonesia. Militantes de derechos humanos se concentraron frente al hospital para exigir que se le enjuicie por todas las vulneraciones cometidas bajo su régimen.

El 11 de marzo de 1966, el presidente Sukarno declaró el estado de emergencia y transfirió el poder a Suharto, ministro de la Guerra. Para entonces empezaba a acumular acusaciones por corrupción en el Ejército y por haber participado en la matanza de cientos de miles indonesios, muchos de ellos comunistas.

Su férreo gobierno fue conocido con el sobrenombre de «Nuevo Orden». Sus primeras medidas fueron la prohibición del Partido Comunista, la persecución a todos sus aliados, la supresión de los sindicatos y la imposición de la censura.

Él y sus hijos se beneficiaron la dictadura para construir sus propios imperios económicos. Las acusaciones de nepotismo y corrupción y las exigencias de cambio fueron creciendo de manera imparable en la década de los 90. En 1997, el país sufrió una grave crisis económica que, evidenció aún más, las tremendas desigualdades sociales. Ante el aumento de las protestas, Suharto tuvo que firmar su renuncia el 21 de mayo de 1998.

imperios

Suharto y sus hijos se beneficiaron de la dictadura para levantar sus imperios económicos. Cuando accedió al poder, en marzo de 1966, el dictador ya acumulaba acusaciones por corrupción en el Ejército y por participar en la matanza de cientos de miles de indonesios.

Demanda civil para recuperar 440 millones de dólares

En julio de 2007, la Fiscalía de Indonesia presentó una demanda civil contra Suharto por fondos que malversó durante su largo mandato. El Tribunal de Distrito Sur de Yakarta tomó la investigación de la demanda civil presentada contra el dictador para que devolviese 440 millones de dólares de fondos del Estado, más otro millón en concepto de indemnización y daños al patrimonio público. «Sólo queremos que devuelva el dinero», señaló el fiscal Munthe.

Suharto, de 86 años de edad, ha logrado evitar juicios por corrupción y malversación de fondos gracias a que los tribunales consideraron que su estado de salud no le permitía afrontar esos procesos.

Según la demanda civil, la fundación benéfica Yayasan Supersemar, que presidía Suharto, recibió del Estado 440 millones de dólares que debían destinarse a becas educativas pero que terminaron sirviendo a «propósitos poco claros».

Unos años antes, en julio de 2002, una corte indonesia condenó a quince años de cárcel a Hutomo Mandala Putra Suharto, Tommy, hijo menor del dictador y multimillonario, al considerarlo culpable del «asesinato» de un juez del Tribunal Supremo que le sentenció a un año y medio de prisión por corrupción. El tribunal también lo condenó por posesión de armas. GARA

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