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Dos productos con denominación de origen Navarra dispuestos a comerse el exigente mercado futbolístico

El de hoy será un derbi fratricida en su máxima expresión. Dentro de la amistad que une a jugadores de ambos bandos, muchos ex compañeros, hay un caso curioso: el que protagonizan Javi Martínez y Kike Sola. El rojiblanco será titular y el de Cascante esperará en el banquillo.

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Beñat ZARRABEITIA

Natxo MATXIN

El mundo del fútbol suele deparar este tipo de casuística. La competición enfrenta a dos jóvenes, amigos, con carreras deportivas paralelas y situaciones contrapuestas, pero que mantienen una estrecha relación desde hace tiempo. Es el caso de los dos protagonistas que han atendido a GARA durante esta semana. Por un lado, Javi Martínez se postula como uno de los fijos de Caparrós. Por el otro, Kike Sola esperará en el banquillo a tener opciones de jugar algunos minutos. Las dos escuadras llegan con diferentes sensaciones a un encuentro donde habrá pocos jugadores tan unidos como nuestros protagonistas. Dos talentos de pequeñas localidades con denominación de origen navarra.

Apenas contaba con 17 años cuando Javi Martínez se convirtió en el fichaje estrella de Fernando Lamikiz. Su contratación deparó la fricción que el abogado de Busturia encontró como excusa perfecta para destituir a Clemente. Las dudas respecto a su incorporación surgieron rápidamente, pero el joven de Aiegi no tardó en demostrar en el campo que se trataba de un futbolista con un importante futuro.

Su zancada, potencia y llegada al área con balón le convirtieron en una de las revelaciones de la primera vuelta. Después, su físico se resintió y lo pagó. Meses más tarde, el medio navarro se mantiene como uno de los hombres más utilizados por Caparrós.

Hoy le tocará vivir por segunda vez un derbi en El Sadar. La pasada campaña volvió a la que fue su casa y este año, de nuevo, volverá a reeditar «un partido especial. Tengo un montón de amigos allí, es el equipo donde he jugado siete años y eso lo convierte en especial, pero una vez dentro del campo te olvidas de todo, te centras en tu equipo, en hacerlo bien y en ganar. Es cierto que durante las horas previas al choque sí que piensas en ello, luego lo dejas aparte. Eso sí, yo espero que a Osasuna le vaya todo bien, pero a partir del domingo».

De todos esos amigos, enfrente tendrá a un «rival» con el que compartió tres años de experiencias futbolísticas y al que le une una amistad que la distancia no ha podido disipar. Además, ese ex compañero, Kike Sola, conoce muy bien la que ahora es la casa de Javi Martínez, no en vano correteó por los campos de Lezama durante cinco temporadas, desde que fuera fichado con 11 años por el entonces director deportivo rojiblanco, José Mari Amorrortu.

trayectoria truncada

Su trayectoria en el Athletic se truncó durante el primer año que militó en el juvenil. El estilo del de Cascante no congenió con el técnico que dirigía ese equipo -estuvo incluso apartado durante dos semanas de la dinámica del grupo-, lo que provocó que Sola hiciera las maletas y se volviera a sus orígenes, al equipo de su pueblo, el Aluvión, con el que jugó en Tercera.

«Fue un palo muy fuerte, pero un año en esa categoría me curtió y cogí experiencia -recuerda-, aunque en el Athletic estuve encantado de la vida, es un club enorme en el que te tratan muy bien». Sola fue recuperado para el fútbol de elite por Ziganda, quien le llamó para incorporarlo al juvenil rojillo, donde durante dos años, junto a otro más en el Promesas, coincidió con Javi Martínez. Su buena campaña con el B y la sorprendente exhibición que realizó en su debut en Primera, endosándole dos goles al Betis a domicilio, le abrieron las puertas de la primera plantilla para esta temporada.

Ahora sus objetivos se centran en adquirir los máximos conocimientos posibles y asentarse en la máxima categoría. «Esta campaña me la tomo como un proceso de aprendizaje, no tengo ninguna presión y quiero adaptarme a la Primera División, aprovechar cada oportunidad que me den», explica el delantero, a quien le está tocando vivir momentos bastante delicados.

«Creo que la segunda vuelta va a ser mejor -especifica optimista-, ha entrado mucha gente nueva y es necesario que haya un poco de tranquilidad. Esto es como la fruta, hay que esperar a que madure para poder degustarla, por eso hay que tener paciencia para ver al verdadero Osasuna».

También Javi Martínez es consciente de que los rojillos están pasando por un bache, pero considera que los iruindarras saldrán de su situación actual. En su opinión, «lo difícil es mantener el nivel que han mostrado en estos últimos años. Ahora están en un mal momento, pero estoy seguro de que tanto ellos como nosotros vamos a salir de ahí y subir puestos en la clasificación. Espero que sea algo que se produzca lo antes posible, pero el domingo sólo tenemos que pensar en nosotros y en conseguir los tres puntos».

Como todo derbi que se precie, el espectáculo no está sólo sobre el césped. El magnífico ritmo de venta de entradas -se agotaron en apenas minutos las casi quinientas enviadas a Bilbo y en Iruñea quedan las más caras en un número similar- augura un previsible lleno en las gradas. Lo que hace falta es que el buen ambiente reine en las calles y en el estadio para que no se repitan las lamentables imágenes de hace unos años, ya que la rivalidad no debe pasar del ámbito de lo meramente deportivo.

Así lo reconoce el de Aiegi, para quien uno de los puntos calientes del choque estará en la grada, donde la parroquia osasunista empujará a los suyos. «Meten mucha presión al rival y, sobre todo, al Athletic debido a la rivalidad que existe entre ambos equipos. Nosotros tenemos que saber jugar con eso porque cuando los contrarios vienen a San Mamés la hinchada está a nuestro favor; por tanto, cuando salimos fuera también tenemos que saber afrontarlo».

dos equipos, dos familias

Precisamente, el derbi puede ser una buena oportunidad para que regrese el buen rollito entre afición rojilla y equipo, algo maltrecha la relación entre ambos tras las últimas derrotas. «Les pedimos que tengan paciencia porque uno de los máximos valores de Osasuna es que somos como una familia. Si falla uno de los miembros, toda ella se va al suelo», ejemplifica Sola.

Una sensación en la que coincide Javi Martínez cuando se refiere al Athletic. Un sentimiento identitario que en su opinión fue clave para lograr la permanencia la pasada campaña. Y es que el jugador, que le lleva un año de experiencia en la máxima categoría a su amigo Sola, destaca que «sabemos que no estamos en un club cualquiera, que éste es un equipo especial. El afecto que todos tenemos hacia el Athletic nos hizo sacar la situación adelante cuando peor estaba. Nosotros siempre confiamos en que lo podíamos conseguir y, en mi caso particular, fue una campaña que me sirvió para saber aguantar la presión».

Este año, con muchos cambios a todos los niveles, los rojiblancos han comenzado un nuevo proyecto. Sin embargo, para despegar definitivamente «quizá nos está faltando una mayor regularidad. Ha habido fases en las que hemos jugado muy bien, pero no hemos sabido completar 90 minutos al mismo nivel y durante el año no hemos conseguido hilvanar varios partidos al mismo nivel. Llevamos ya siete meses con el entrenador y cada vez vamos cogiendo mejor sus ideas y eso hará que poco a poco juguemos mejor».

Pese a que si se enfrentan en el césped serán «enemigos irreconciliables», ambos jugadores se deshacen en halagos el uno del otro sobre su talento futbolístico. Del atacante rojillo Javi Martínez afirma que «tiene una fuerza increíble, metía goles y yo la verdad es que me gustaría tenerlo en mi equipo. En lo personal tuve la suerte de hacerme íntimo amigo suyo y afortunadamente conservamos una amistad que espero que dure mucho tiempo».

No se queda atrás el de Cascante, quien declara del centrocampista rojiblanco que «es un jugador muy bueno, con unas condiciones espectaculares, tanto física como técnicamente. Necesita experiencia porque se mata en cada partido, lo da todo y trata de llegar a todos los balones porque tiene un físico tremendo». En la retina de Sola todavía guarda un gol que anotó en juveniles al Antiguoko en Tajonar, lo que les valió a los rojillos auparse al liderato y que demuestra la simbiosis que había entre los dos futbolistas. «Entre ambos generamos una jugada muy bonita a base de paredes desde el centro del campo, que terminó en gol», rememora el jugador ribero.

No han pasado muchos años desde entonces, pero el fútbol -un deporte tan acelerado como fagocitante- les ha obligado a madurar a velocidad de vértigo. En apenas dos temporadas, han pasado de ser diamantes en bruto a la máxima exigencia de la elite balompédica. Recién cumplida su mayoría de edad, a Javi Martínez se le echó sobre sus espaldas la responsabilidad de llevar la manija del equipo, mientras que Kike Sola debe sobrellevar el complicado sambenito de ser el último delantero salido de Tajonar, una posición en la que nadie ha triunfado en Osasuna desde que lo hiciera su actual entrenador, Cuco Ziganda, quien incluso goleando tenía detractores en su tiempo.

El de Cascante se lo toma con calma, como debe ser, y afirma que se daría con un canto en los dientes si igualara la trayectoria de quien ahora es su míster. De momento, el cuadro técnico mantiene intactas sus esperanzas en el atacante navarro, ya que desestimaron las peticiones de varios clubes que pretendían su cesión al inicio del mercado invernal. «Es un detalle para agradecer, que además te da fuerzas para continuar. Es cierto que Dady está bien y que, con el cambio de sistema de un solo delantero de las últimas jornadas, está un poco más complicado entrar en el equipo, pero estoy muy contento con los técnicos por la confianza que me aportan», añade agradecido el futbolista.

nafarroa, actual caladero futbolístico

Como en su momento el actual ariete osasunista, son muchos los jugadores navarros que han arribado a las categorías inferiores de Lezama en los últimos tiempos. Algo que, unido a la nutrida cantidad de futbolistas de este herrialde que salen de los equipos de base de Osasuna, sitúa a Nafarroa como el mayor caladero futbolístico del país en la actualidad. Sin embargo, para Javi Martínez este hecho «claramente va por rachas. Hay temporadas en las que salen muchos jugadores vizcainos, otras en las que aparecen un montón de guipuzcoanos y ahora pasa esto mismo con los navarros».

«Sí que es cierto que hay muchos navarros -abunda-, miras en las categorías inferiores y hasta en los más pequeñitos ves a alguno y te sientes orgulloso de ello». De hecho, al menos en Bilbo, ahora mismo Anaitz Arbilla, Julen y Adrien Goñi o Isma López están en el camino de repetir el trayecto que recorrieron Miguel Sola, Miguel de Andrés, Jesús Merino, Gorka Iraizoz, Carlos Gurpegi o David Cuéllar. Otros, como Álvaro, el hermano de Javi Martínez, se quedaron en el intento de llegar al primer equipo.

Quizás el Athletic esté pasando ahora por el momento más dulce de la temporada. No es extraño, por tanto, que el de Aiegi considere que tras ganar al Sevilla y pasar a cuartos de final de Copa, los rojiblancos tienen la corriente a favor para rematar la semana: «Hemos conseguido dos buenos resultados que nos van a dar confianza y moral. Por ello, estoy seguro de que esto es algo que se va a plasmar en los próximos partidos que tenemos, que son muy difíciles, y en los que yo creo que podemos sacar unos resultados positivos».

Como es lógico, Kike Sola no está de acuerdo con la previsión de su amigo. El cascantino es consciente de lo vital que es el choque para Osasuna, metido ahora en puestos de descenso, y que a los rojillos sólo les vale la victoria. El atacante tiene, además, una cuenta pendiente con la portería rival. Está ansioso por volver a anotar cuanto antes esta temporada, «y ojalá sea hoy mismo contra el Athletic», indica convencido.

Amigos y compañeros de autobús, locos por las mismas aficiones musicales

A su amistad y compañerismo, Kike Sola y Javi Martínez unen los mismos gustos musicales. Ambos son auténticos fans del sonido de los madrileños El Canto del Loco, un grupo con el que, a buen seguro, han disfrutado de gran parte de los viajes que les tocó compartir juntos en su etapa como juveniles y con el Promesas.

Y es que los dos jugadores solían ocupar asientos contiguos en el autobús con el que llevaban a cabo los desplazamientos y hubieran hecho lo propio compartiendo habitación, de no ser porque la norma en el club rojillo es que se haga por posiciones en el campo. Junto a ello, y pese a la distancia que ahora les separa entre Bilbo e Iruñea, su afecto se extiende a las familias de ambos jugadores, que coincidieron en muchos partidos. B.Z.

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