El español Adolfo Nicolás toma el relevo a Kolvenbach al frente de los jesuitas
La Compañía de Jesús eligió ayer al español Adolfo Nicolás nuevo superior general de la orden, en sustitución del padre Peter-Hans Kolvenbach, que había renunciado al cargo por razones de edad y tras casi veinticinco años de servicio al frente de los jesuitas.
GARA |
Tal y como establece la normativa, el padre Adolfo Nicolás, que tiene 71 años y una amplia experiencia teológica y pastoral en Japón, fue elegido por mayoría absoluta nuevo superior general de la Compañía de Jesús. Una vez obtenido el resultado positivo de la votación, el nombre del reción elegido fue comunicado al papa Benedicto XVI, tras lo que Peter-Hans Kolvenbach, su predecesor en el cargo, leyó en latín el decreto de elección y, posteriormente, Nicolás recitó el credo.
Los 217 electores jesuitas, reunidos desde el pasado 7 de enero en su 35 Congregación General -en la que Nicolás participó como delegado para Asia Oriental y Oceanía-, eligieron en votación secreta como su nuevo Prepósito a Nicolás, afincado en Japón, tras una larga sesión.
El Prepósito de los Jesuitas es conocido como el «Papa Negro», debido al gran poder e influencia que esta orden ha ostentado siempre en el seno de la Iglesia católica y al color de sus hábitos.
El padre Adolfo Nicolás, natural de Villamuriel (Palencia), se trasladó a Tokio (Japón) en 1960 tras licenciarse en Filosofía y allí estudió Teología. Fue ordenado sacerdote en 1967 y tras una breve temporada en Roma, volvió a Japón en 1971. Siete años después se trasladó a Filipinas, para volver al inicio de los 90 de nuevo a Japón para convertirse en el provincial de orden de los jesuitas en ese país.
Nicolás se ha convertido en el 29 sucesor de Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús, cargo que es de carácter vitalicio, aunque se contempla la posibilidad de la renuncia si el superior general lo considera conveniente y en conciencia. Es lo sucedido con Kolvenbach, quien tras obtener el consentimiento del Papa y escuchar a sus consejeros y provinciales, decidió presentar su renuncia aduciendo su avanzada edad.
Kolvenbach fue elegido en 1983, en un momento especialmente delicado para los jesuitas, después de que el entonces superior general, el vasco Pedro Arrupe -también destinado en Japón-, sufriera una embolia cerebral y el papa Juan Pablo II decidiera nombrar a los italianos Paolo Dezza y Giuseppe Pittau nuevos delegados de la orden.
Hace unos días, Benedicto XVI agradeció sus años de servicio «en un momento no fácil de la historia de la orden» a Kolvenbach, que fue quien recondujo las relaciones entre la Compañía de Jesús y el Vaticano.
Dispuestos a ser enviados inmediatamente allí donde el Papa determine que son necesarios, los jesuitas, además de los tres votos de los religiosos -pobreza, castidad y obediencia-, tienen un cuarto voto, que es de obediencia al Pontífice.
Desde la Curia de los jesuitas se destaca que Adolfo Nicolás representa la «universalidad» por haber vivido 46 años en varios países de Asia haber cursado estudios en el Estado español e Italia. Aseguran que servirá para tender puentes entre ambos continentes.