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crónica | día de san sebastián

Donostia, sumergida de lleno en sus 24 horas más locas

Ya está izada la bandera de Donostia en la balconada de la Biblioteca Munici- pal, y allí permanecerá hasta la medianoche de hoy. La capital guipuzcoana está de fiesta después de que los miembros de la sociedad Gaztelubide, con la inestimable ayuda este año del Orfeón Donostiarra, hicieran sonar por vez primera en la Plaza de la Constitución sus tambores y barriles al son de la Marcha de San Sebastián.

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«Bagera! Gu ere bai! Kalera noa! Beti pozez, beti alai!». Así comienza y finaliza la letra de los sones de la Marcha de San Sebastián. Aquella que a medianoche dio inicio a 24 horas de fiesta ininterrumpida en la capital guipuzcoana, sin olvidarnos de Azpeitia. Más de un centenar de tamborradas han recorrido la pasada noche todos los barrios de Donostia al ritmo que marcan las piezas de Raimundo Sarriegi -precisamente este año se cumplen 170 del nacimiento del músico-, llevando en volandas a los miles de donostiarras que, como cada 20 de enero, siguen a pies juntillas lo que dice la Marcha: a la calle, a sumergirse en la fiesta, a disfrutar, en alegría.

Es el día más grande del año para la ciudad. Y volvió a reflejarse en la Plaza de la Constitución a medianoche. Cada rincón de Euskal Herria tiene su conmemoración especial, y la de hoy es la de la capital de Gipuzkoa. Los donostiarras celebran estas 24 horas como una muestra de orgullo de pertenencia a la ciudad.

La Plaza de la Constitución volvió, un año más tarde, a mostrar la viva imagen de la fiesta. Quizás con motivo del magnífico tiempo que hizo ayer y que reinó durante toda la pasa noche -aunque un tanto fresca-, o quizás ni siquiera por eso, los aledaños de la Biblioteca Municipal parecían más abarrotados que nunca. No cabía un alfiler. La Plaza y los balcones de los edificios que la rodean volvieron a aparecer engalonados de pancartas que recogían reivindicaciones populares, tanto políticas como sociales, así como de los característicos colores azul y blanco de la ciudad.

Faltaron en la Plaza, al menos en un primer momento, las fotos de los presos políticos. Las pretendían llevar hasta allí familiares y allegados, pero éstos se encontraron de bruces con un amplio dispositivo de la Ertzaintza y la Policía Municipal que les impidió el paso a golpes. Al menos una persona resultó herida, con la nariz rota. Posteriormente, los participantes en la encartelada pudieron arribar a la Plaza y hacer a los prisioneros partícipes de la fiesta.

Los integrantes de Gaztelubide, que vieron lo que ocurría in situ, sí pudieron acceder hasta el tablado puntualmente. La sociedad encargada de dar inicio a la fiesta cumple ahora 75 años. Un aniversario que merecía celebrarse. Y para ello, contó con la compañía en el tablado de cerca de un centenar de miembros del Orfeón Donostiarra, ataviados de cocineros, que acompañaron los sonidos de tambor y barril con sus gargantas. Para que se escuchara más alto que nunca el pistoletazo de salida para la juerga.

Horas antes, en un acto que suele ser preludio del día mayor de Donostia, en el Ayuntamiento se hizo entrega de las medallas al Mérito Ciudadano, que recibieron el médico Carlos Beni- to, la filóloga vasca Lourdes Oñederra, y las asociaciones Kalapie, Ademgi y Verdini Dantza.

Los más pequeños tomarán el relevo de sus mayores a mediodía. Cerca de 5.000 niños y niñas emulando a los mayores y aporreando los tambores, que no cesarán de escucharse hasta la medianoche, cuando se arriará la enseña. Pero aún quedan unas cuantas horas para eso.

 

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