Fede de los Ríos
Rubalcaba el cuentacuentos
El miedo forma parte de nuestras vidas desde pequeños. Desde aquél cabrón de lobo feroz que se zampó a la abuelita. Nos lo contaban antes de dormir; acabado el relato de antropofagia, besándonos en la frente, nos deseaban dulces sueños.
Miedo a que Dios, ese voyeur omnipresente, nos castigara por nuestras prácticas en el retrete. Al maestro en la escuela. Al sacamantecas, al coco y al hombre del saco. Gracias al cine, miedo a la fauna en general: monos creciditos, pájaros con muy mala uva, un tiburón pesadísimo (1, 2 y 3) y un sinfín de bichos incordiantes; amén de un rosario de psicópatas, aficionados al bricolaje, que pueden ser vecinos nuestros.
Así crecemos, así modelan nuestras cabezas. Los diferentes poderes lo saben y, en periodo electoral, primero extienden toda clase de terrores y después se presentan como salvadores.
Por ello nuestros hijos están siendo asaltados por toda clase de peligros: a la salida del colegio, después de sufrir el acoso de latin kings, hombres con gabardina les ofrecen todo tipo de drogas; en el parque, un día los secuestran las redes de prostitución; otro, en un centro comercial, los traficantes de órganos; fotografiándolos previamente en culitatis para uso de internautas pedófilos.
Los albanokosovares asaltan nuestra casa mientras dormimos. Al viajar en metro podemos ser víctimas en un atentado de malvados terroristas vascomusulmanes. ¡Ya somos América!
En Barcelona nuestros salvadores han detenido a unos terroristas suicidas dirigidos desde Afganistán por un tal Baitulá Mehsud. Iban a provocar una catástrofe con 25 gramos de nosequé y 6 temporizadores. Los suicidas llevaban los temporizadores para saber la hora. Al tal Baitulá el presidente de Pakistán, Musharraf, lo acusa de matar a su opositora Benazir Bhutto. La verdad es que tiene más pinta de ser un tolosarra en carnavales.
Lo que intriga es la fealdad de los malos: Bin Laden parece Fu-Man-Chú, el Mulá Omar con el parche en el ojo es clavadito a Barba Negra, el imán al-Masri es tuerto con garfios en lugar de manos, como el enemigo de Peter Pan, el jeque Ahmed Yasín era ciego y paralítico.
El peligro asiático más bien parece la familia Adams. Estaba mucho más conseguido el peligro rojo. ¿O no?
Tarde o temprano se les va a acabar el cuento.