Ayer presentaron una plataforma llamada «Mariló, Jokin Etxera!» que reivindica los derechos de los diez presos del barrio, pero lanza la voz de alarma especialmente sobre este caso. Los motivos podrían ser tan largos como el expediente médico de Gorostiaga, cuyas dolencias se han multiplicado en prisión. En diciembre de 2006 le pusieron, como ella misma dice en una carta, «el caramelo en la boca». La Junta de Tratamiento de la cárcel de Logroño recomendó su excarcelación por enfermedad grave. La respuesta fue no, cuatro meses después y con argumentos como éste: «En ninguno de los sucesivos informes médicos se ha hecho constar, literalmente, que exista un peligro patente para la vida de la interna». Lo firma el Juzgado Cen- tral de Vigilancia Penitenciaria, de la Audiencia Nacional.

Gorostiaga afirma que trata de recuperar su vitalidad habitual, pese a la carga de los trece años en prisión. «No me gusta quejarme, sigo peleándome con mis enfermedades, ya veremos quién gana», explicaba en mayo pasado. Y si ella no pierde la moral, sus vecinos de Alde Zaharra de Iruñea no van a ser menos. Ayer presentaron una plataforma que reivindica sobre todo su liberación y la de Jokin Santxo, que ha cumplido tres cuartos de condena. Ambos, por tanto, deberían estar en la calle según la legislación española.

Traslado a Iruñea

La vecina Begoña Zabala explicó ayer en rueda de prensa que Gorostiaga fue trasladada a la prisión de Iruñea el pasado 7 enero para realizarle pruebas oncológicas y ginecológicas. Denunció que pese a que el resultado de la revisión oncológica ha sido «muy favorable y positivo», en la ginecológica se le ha detectado «una grave anemia», algo que a su juicio refleja «las malas condiciones de vida que está padeciendo en el centro penitenciario».

Además, Zabala denunció que hasta la pasada semana la presa vasca no había tenido la oportunidad de realizar la rehabilitación con un fisioterapeuta, a pesar de ser «sanitariamente obli- gatorio». Esta vecina de Alde Zaharra también criticó que desde que Gorostiaga fuera trasladada a la cárcel de la capital navarra sus familiares y amigos todavía no han podido acudir a visitarla, ya que según les informaron los funcionarios de prisiones era necesario «volver a tramitar los permisos».

«Finalmente reconocieron que había sido un error, pero ahora nos tememos que los responsables de la prisión no les vuelvan a permitir la entrada a los familiares que han ido hoy a visitarla», lamentó Zabala.

Asimismo, Goizargi Santxo, hermana de Jokin, denunció la «vulneración de derechos» a los que se ven sometidos los presos vascos, y exigió la «liberación» de los presos que sufren diversas patologías. En ese sentido, animó a todos los vecinos, comerciantes y representantes de los colectivos populares del barrio a «incrementar» su compromiso en la defensa de los derechos de los presos participan- do en las iniciativas de la plataforma, que tiene como objetivo añadido llevar el tema al Pleno del Ayuntamiento de Iruñea.