Annan alerta de la «dramática y desastrosa» situación en Kenia
Lejos de mejorar, el conflicto en Kenia va de mal en peor. Ayer, la Policía encontró 16 cuerpos carbonizados en Nakuru, mientras que al hospital llegaron otros nueve con heridas de machete y flechas. El ex secretario general de la ONU Kofi Annan habló de «abusos sistemáticos» y exigió a los líderes políticos que alcancen un acuerdo para que el país «no siga en esta crítica situación dentro de cinco años».
GARA |
El ex secretario general de las Naciones Unidas Kofi Annan alertó ayer de la «dramática» situación que se vive en Kenia, donde el número de muertos aumenta conforme pasan las horas. La Policía encontró ayer 16 cuerpos carbonizados en las calles de Nakuru, capital financiera del Valle del Rift, situada a dos horas y media de Nairobi. Un periodista de la agencia Reuters afirmó haber visto cómo efectivos policiales los descargaban en el exterior del depósito de cadáveres. Fuentes médicas informaron de que habían recibido los cuerpos de otras nueve personas con heridas provocadas por machetes y flechas.
«La situación nos ha desbordado. Nuestra unidad quirúrgica sólo tiene capacidad para 36 pacientes y estamos atendiendo a 90», señaló a AFP un responsable del hospital. «El círculo vicioso ataque-contrataque se está volviendo incontrolable por lo que se requieren medidas urgentes», afirmó el viernes el secretario general de la Cruz Roja en Kenia, Abbas Gullet.
Muchos de los habitantes de Nakuru -el 90% pertenece a la etnia Kikuyu- han abandonado sus hogares, llevándose sus pertenencias. La carretera que une el sur de la ciudad con la capital keniata presentaba un aspecto desolador. Largas hileras de vehículos cargados con sofas, mesas, sillas, ollas y hasta una vaca.
Fuentes de Naciones Unidas alertaron de que la situación puede complicarse hasta límites insostenibles debido al desplazamiento de 250.000 personas, la mayoría kikuyus, residentes en el oeste del país. El Programa Mundial de Alimentos (WFP) distribuyó comida y ropa a más de 900.000 refugiados que sobreviven en el campo de Jamhuri Park, a las afueras de Nairobi. «Muchos de los refugiados no desean regresar a sus hogares por miedo a las represalias de los grupos étnicos que los atacaron. No saben qué hacer ni adónde ir. Ese es el verdadero problema y nadie sabe cómo solucionarlo», manifestó un empleado local de este organismo dependiente de la ONU.
A su regreso de un viaje relámpago que le condujo hasta Molo, Annan expresó su «consternación por la situación desastrosa que hemos visto en el Valle del Rift». Junto a él comparecieron el ex presidente de Tanzania Benjamin Mkapa y la ex primera ministra de Mozambique Graca Michel.
«Gente expulsada de sus casas»
«Hemos comprobado que se han producido numerosas dejaciones de los derechos humanos en el oeste de Kenia», subrayó.
Aseguró que tiene «pruebas de las numerosas violaciones de derechos humanos que se están cometiendo (...) Hemos visto gente expulsada de sus casas, de sus granjas. Abuelas, niños, familias destrozadas».
A este respecto, exigió que se investiguen «los flagrantes y sistemáticos abusos» cometidos en Kenia desde la celebración de las elecciones el 27 de diciembre. «Es esencial que los responsables sean detenidos», añadió.
Alertó de que ha detectado un cambio en cuanto a la naturaleza de las protestas. «No se trata de la ira de los ciudadanos furiosos por los resultados de las elecciones generales, sino que ahora es otra cosa, una violencia más étnica que política».
Encargado de mediar entre el gobierno de Mwai Kibaki y el líder opositor Raila Odinga, del Movimiento Democrático Naranja, incidió en que «los líderes políticos tienen la obligación de ponerse de acuerdo para que Kenia no siga en esta crítica situación dentro de cinco años».