Hasta el mejor escribano echa un borrón. Y quien no es el mejor, con mayor motivo. La pasada temporada Bilbao Basket repleto de bajas daba la sorpresa en Granada, pero ayer los de Vidorreta defendieron francamente mal, de modo que el cuadro nazarí se impuso por 97-81.

Con la baja a última hora de Savovic por culpa de un virus gastrointestinal, Iurbentia Bilbao Basket salió a la pista del pabellón Municipal de Granada con las ideas algo cambiadas. Pese a la baja de Curtis Borchardt en el CB Granada, los de Txus Vidorreta estrenaron el marcador mediante un triple de Marcelinho Huertas. Sin embargo, las primeras jugadas de ataque de los bilbainos terminaron en triples lanzados con catapultas; esto es, sin acierto.

Además, el cuadro nazarí, con un baloncesto sencillo hasta el extremo, con Nico Gianella y Dylan Page de estiletes, machacaba una defensa bilbaina sin la gracia ni la movilidad de otras tardes. Pese a que una buena racha capitaneada por Marko Banic adelantaba a los suyos por 10-15, el equipo local endosó un parcial de 15-5 para terminar el primer cuarto por 25-20.

El arbitraje tampoco ayudaba nada, ya que se mostraba muy puntilloso con la defensa bilbaina, cargando a los interiores con dos faltas en poco tiempo. Por ende, el rebote también estuvo en manos nazaríes, con Pecile a modo de martillo pilón. El Capitán Sunshine -el escolta de Trieste se bautiza de esta forma en su blog- volvió locos a los vizcainos con su brega.

Y la situación no mejoró sobremanera en el segundo período; es más, Huertas vio una técnica por protestar una supuesta falta granadina no pitada y Weis, sin comerlo ni beberlo, llegó al descanso con tres faltas y la expresión pasmada en la cara. De todas formas, los de Sergio Valdeolmillos aún no habían roto el encuentro al final de la primera mitad: 44-37.

Tocado y hundido

Conociendo la trayectoria de Iurbentia Bilbao Basket en la presente campaña, se podía prever una reacción, más necesaria que nunca. Pero no. El CB Granada salió dispuesto a hundir a un Bilbao Basket tocado y, de hecho, así lo logró, infligiendo un parcial de 10-2, pasando el marcador a un peligroso 54-39.

No andaban muy atinados los de Txus Vidorreta y su juego de equipo brillaba por su ausencia. Llevados en volandas por los casi 7.000 seguidores que se congregaron en el Pabellón Municipal granadino, los locales disfrutaron como pocas veces en toda la temporada. Provocaron la cuarta falta a Weis y la misión se antojaba difícil a falta del último cuarto: 66-52. Una canasta de Recker sobre la bocina evitaba, si acaso, mentalmente, el epíteto de «imposible».

El orgullo de los bilbainos salió a relucir en el último período. Entre Banic y Salgado la desventaja menguó hasta el límite de la «barrera psicológica» de diez puntos: 68-57. Sin embargo, Samo Udrih contestó con dos lanzamientos libre de marca.

Todavía, entre Recker y Huertas, los bilbainos dieron un último estertor reactivo -Vidorreta se la jugó hasta con tres bases simultáneamente- pero, para certificar la derrota, Pecile y Page mantuvieron el pulso firme.