Dinamarca y Croacia se enfrentarán hoy en la final del Campeonato de Europa que se disputa en Lillehammer. El equipo danés acabó con el maleficio que le había llevado a caer en las semifinales de los tres últimos Europeos, así como en el pasado Mundial, tras vencer por 26-25 a Alemania, gracias a un gol de penalti de Lars Christiansen a tres segundos para el final.

No le tembló el pulso al veterano extremo danés, autor de casi 1.200 goles con la selección, y batió con seguridad al meta germano Johannes Bitter, que pese a su excepcional encuentro, especialmente en la primera parte, no pudo evitar la derrota germana en un encuentro que midió a dos equipos que representan dos concepciones diferentes de este deporte.

Aunque ambos equipos presentan estilos defensivos muy parecidos, tanto daneses como germanos apuestan por un rocoso 6-0, bordeando siempre la máxima dureza permitida, con el que propiciar un veloz juego de contragolpe.

Las diferencias entre el vigente campeón mundial, Alemania, y el último bronce europeo y universal, Dinamarca, hay que buscarlas en ataque, donde mientras los teutones optan por potentes cañoneros, los nórdicos prefieren un juego más combinativo que ejecutan a la máxima velocidad.

Dinamarca, a los cincuenta y seis minutos se situaba 24-22 en el marcador. El coraje de los alemanes les llevó a volver a empatar, con un último gol de Kraus, que dejaba más de treinta segundos a los nórdicos, en los que los Ulrik Wilbek poder demostrar toda su riqueza táctica.

Y en esta ocasión el elegido fue el pivote Knudsen que no sólo forzó con su veloz movimiento el penalti decisivo, sino también la exclusión de Preiss. Un penalti que Chrisitiansen no erró y con el que borró para siempre los fracasos de Suecia 2002, Eslovenia 2004, Suiza 2006 y el pasado Mundial de Alemania 2007, donde Dinamarca cayó en la semifinal.

Otra venganza

Una parada del portero Somic con ayuda del poste al lanzamiento de Karabatic metió a Croacia por primera vez en su historia en la final del Europeo, la única gran final que les faltaba por jugar a los balcánicos, tras ganar por 24-23 a Francia. Pese a la trascendencia del choque, en el que ambos también se jugaban parte del billete olímpico, el encuentro, para no pocos, se presentaba como un duelo entre el galo Nikola Karabatic y el balcánico Ivano Balic por el galardón honorífico de mejor jugador mundial.

Un título que por lo visto en la primera parte podría quedar vacante ya que ni el central del Kiel alemán, ni el del Portland San Antonio estuvieron especialmente acertados, como demuestra el hecho de que tardaron el mismo tiempo, 24 minutos, en poder marcar.

Cinco lanzamientos necesitó Karabatic, incluido un penalti, para ver puerta, los mismos que Balic, que sufrió como nadie la solidez de la defensa francesa, con varios blocajes, que frenaron la aportación anotadora del elegido dos veces como mejor jugador del planeta.

La igualdad se mantuvo hasta entrar en los cinco minutos finales, en los que Karabatic no fue capaz de emular a Balic, que había firmado el 23-23 para los balcánicos, ni a Lackovic, que puso a 45 segundos de la conclusión el 24-23 en el marcador.

Acierto del que careció el francés, de origen serbio, que erró sus dos últimos disparos, el postrero gracias al acierto de Somic y de la madera, que dejan a Francia sin un título que muchos le daban ya, y permiten a Croacia vengar su eliminación a manos galas en Suiza 2006 y en el Mundial de Alemania 2007.