Irulegi alberga también restos de un asentamiento de la Edad del Bronce
Tras los trabajos realizados en Irulegi el pasado verano por vecinos del valle de Aranguren y arqueólogos de la sociedad Aranzadi, quedaron al descubierto restos del castillo medieval y, sobre todo, de un poblado de la Edad del Hierro. Nuevas excavaciones recientemente concluidas han permitido profundizar hasta estratos de la Edad del Bronce y, paralelamente, sacar a la luz más restos del castillo medieval que permiten empezar ya a reconstruir el aspecto que tuvo.
Martin ANSO | ARANGUREN
Los nuevos hallazgos de Irulegi se encuentran en estos momentos en fase de estudio, pero Maider Carrere, la arqueóloga de la sociedad Aranzadi que dirige las excavaciones en este promontorio desde el que se controla visualmente Iruñerria y su entorno, está ya en condiciones de avanzar los resultados. «Hemos trabajado en dos frentes -explica-. Por una parte, hemos profundizado en las excavaciones que realizamos el verano pasado en las inmediaciones del castillo y que dieron como resultado que nos topáramos con restos de un poblado de la Edad del Hierro. Como consecuencia de los nuevos trabajos, hemos llegado a la conclusión de que hubo un poblamiento incluso anterior, que cabe datar en la Edad del Bronce, para entendernos, los primeros siglos del milenio inmediatamente anterior a la época romana. Por otra parte, hemos seguido poniendo al descubierto las estructuras del castillo medieval, que ya va tomando forma, aunque la verdad es que todavía es mucho lo que falta por hacer».
La intervención en el promontorio de Irulegi, situado en el concejo de Lakidain, forma parte de las iniciativas que el Ayuntamiento de Aranguren está impulsando para poner en valor el patrimonio del valle. Su primer objetivo fue el castillo medieval, pero, en vista de que especialistas como Javier Armendariz habían advertido de la posibilidad de que en Irulegi hubiese un poblado protohistórico, acordó con la asociación Aranzadi una intervención conjunta que cubriera también ese flanco. Así, el plan de acción para 2007 se estructuró en tres fases.
En la primera, que tuvo lugar en junio, jóvenes y mayores de Aranguren trabajaron en auzolan para despejar de maleza las estructuras más superficiales del castillo.
En la segunda, en agosto, se desarrolló en Irulegi un campo de trabajo que permitió localizar en las inmediaciones del castillo, «a muy poca profundidad», un número importante de estructuras y múltiples restos, sobre todo de cerámica, testimonios de la existencia de un poblado de la Edad del Hierro correspondiente, en principio, a los siglos II y I antes de Cristo. Eso, unido a las noticias recogidas de los autores latinos clásicos, hace pensar a los investigadores que en Irulegi se encuen- tran las ruinas de «uno de los poblados vascones más importantes de Iruñerria, que, desde sus 894 metros de altura, dominaba los caminos que confluían en Pompaelo».
La tercera fase es la que acaba de concluir recientemente y ha consistido en excavaciones arqueológicas, tanto en el castillo como en el poblado protohistórico, a cargo de un equipo profesional de la sociedad Aranzadi. «En el poblado entramos sobre todo para hacer una valoración de hasta dónde puede llegar la estratigrafía, de cara a abordar en el futuro posibles excavaciones más ambiciosas», explica Maider Carrere. Los trabajos les han llevado a encontrar piezas, sobre todo de cerámica -cerca de un millar-, no sólo de los siglos de la Edad del Hierro que cabe solapar con la época romana, sino también de la I Edad del Hierro e incluso de la Edad del Bronce. Han encontrado también una zona con escorias que pudo haber albergado un horno metalúrgico, así como un lugar donde se despiezaban animales.
En el castillo medieval, las excavaciones han estado orientadas a poner al descubierto estructuras que habían quedado sepultadas por los derrumbes. «Hemos tenido que mover unas cuantas toneladas de piedra», afirma Maider Carrere. Como resultado, los arqueólogos han podido identificar la cara norte de lo que fue la torre del homenaje, así como nuevos tramos de la muralla perimetral que la rodeaba, que en algunos puntos alcanza los dos metros de espesor y que en la parte que mira a Iruñea está rematada con dos torres de base circular.
Planes para 2008
Los trabajos en Irulegi continuarán en 2008. «Ya hemos presentado el proyecto -adelanta Maider Carrere-. Sobre todo vamos a hacer hincapié en el castillo, por el que el Ayuntamiento del valle de Aranguren está demostrando un especial interés. Nuestra intención es, por una parte, hacer un sondeo dentro del recinto, para ver si debajo de las estructuras medievales nos encontramos con restos del poblamiento del Hierro e incluso del Bronce que hemos encontrado en otra parte del promontorio. Por otra, seguiremos poniendo al descubierto las estruc- turas del castillo, lo que nos permitirá ir conociendo qué forma tenía y cuál fue su evolución a lo largo del tiempo».
Hay que tener en cuenta que las primeras noticias sobre la existencia de esta fortaleza se remontan al siglo X. «Son noticas indirectas -hace notar al respecto la arqueóloga-. Las crónicas musulmanas que dan cuen- ta de la campaña que Abderraman III dirigió en 924 contra territorio navarro informan de que fueron destruidos varios castillos, entre ellos, uno que, por los datos que aportan, debía de ser el de Irulegi». Pero ese castillo fue reconstruido y repetidamente reformado en siglos posteriores. En 1494, los reyes Juan III y Catalina de Foix, cansados de que desde aquella altura, en manos del conde de Lerin, se pusiera en jaque la seguridad de los accesos a Iruñea, mandaron demolerlo.
«A lo largo de la Edad Media, tenemos noticias puntuales sobre el castillo -dice la arqueóloga-. Suponemos que, como todas las edificaciones de su tipo, tendría una bodega, un aljibe y otras dependencias, pero no hay nada que nos diga poco más o menos qué aspecto tenía. Tampoco sabemos exactamente hasta qué punto llegó la demolición ordenada por los reyes de Navarra. Nuestro objetivo es averiguar ese tipo de cosas, como paso imprescindible para desarrollar una labor de revalorización y promoción cultural que facilite a los ciudadanos del valle disfrutar de este patrimonio histórico».
También la toponimia hacía sospechar a los expertos la existencia en Irulegi de un poblado protohistórico. La partícula «iru» suele aparecer ligada a este tipo de poblados, como en el caso de Iruñea, Irun o Irunberri.
Las excavaciones en el castillo han permitido identificar la pared norte de la torre del homenaje, así como nuevos tramos de la muralla que la rodea, incluidas dos torres circulares en la parte que mira a Iruñea.
El equipo que dirige Maider Carrere últimamente no sólo ha trabajo en Irulegi, sino también en el Cerco de Oibar y, además, con éxito, pues ha dado con los restos de una torre del homenaje de base cuadrangular, datable en torno al siglo XIII, y, bajo ella, otra de base circular, musulmana o de influencia musulmana, que se remonta al siglo X. La arqueóloga no oculta su satisfacción: «Había mucho escepticismo ante la posibilidad de que pudiéramos encontrar algo y nosotros mismos empezamos la intervención con muchas dudas; en realidad, ni siquiera sabíamos muy bien dónde meter la pala, y, sin embargo, ahí están los resultados».
El escepticismo y las dudas estaban motivadas por el hecho de que el castillo de Oibar ha sido utilizado durante siglos como cantera de la que los vecinos han extraído toda la piedra que han necesitado para construir sus casas. A principios del siglo XX aún se veían algunos restos, pero, en la actualidad, nada se apreciaba en superficie.
El Ayuntamiento, que pretende adecentar la colina del Cerco como parque, encontró unos muretes en el transcurso de unas obras y eso le animó a solicitar la excavación arqueológica. «Esos muretes estaban fuera de contexto, así es que propusimos empezar a trabajar en la cima, y hemos dado con esa torre circular de tradición musulmana que hace que nos remontemos al siglo X».
El de Oibar fue un castillo señorial, por lo que la documentación sobre él es muy escasa. «Sabemos que fue destruido en el transcurso de las razzias musulmanas y que volvió a ser reedificado, pero poco más. Si hubiera sido un castillo real -indica Carrere-, hubiésemos tenido más documentación, porque, a partir del siglo XIII en que los reyes de la casa de Champaña establecen la Cámara de Comptos, los gastos generados por las reparaciones en este tipo de edificaciones quedan consignados. Pero no es el caso».
El Ayuntamiento quiere poner en valor su castillo y el equipo de Carrere tratará próximamente de sacar parte de la estructura a la superficie.
M.A.