Hay jornadas en las que sólo vale ganar y ayer era una de ellas. El Athletic recibía al colista en casa con la imperiosa necesidad de sumar para poner tierra de por medio respecto a los puestos de descenso. Los resultados del resto de campos no ayudaron demasiado, pero los de Caparrós cumplieron con su principal misión del día y eso es lo que quedará en el registro estadístico, pero las sensaciones transmitidas por el conjunto rojiblanco no fueron nada alentadoras de cara al futuro.

Un solitario gol de Fernando Llorente, tras un centro de Aduriz, en una dudosa posición, certificaron tres puntos que acercan al Athletic a su principal meta. Es decir, lograr cuanto antes los 42 puntos que dan el pasaporte para seguir un año más en Primera. Eso sí, los vizcainos difícilmente encontrarán un rival con tantos problemas y menos argumentos futbolisticos que el Levante. Los granotas cuentan ya con pie y medio en Segunda, pero no estuvieron muy lejos de pescar algo en San Mamés para desesperación de una parroquia que, poco a poco, está perdiendo la paciencia.

El primer foco de atención del encuentro estaba en conocer cuál sería el veredicto inicial de San Mamés sobre dos de los jugadores implicados en la ya famosa salida nocturna. La verdad es que hubo división de opiniones, pero los silbidos fueron más que notorios, especialmente para Fran Yeste. Además, durante el transcurso del partido, con bastante sorna y mala uva, se llegó a escuchar aquello de «soy la reina de la noche».

En lo que al juego respecta, la primera mitad estuvo marcada por un tedio casi absoluto, si bien es cierto que al Athletic le faltaron cierta dosis de fortuna para abrir la lata levantina. Quienes más cerca estuvieron de conseguirlo fueron Yeste y Llorente, ya que ambos estrellaron sendos balones en el travesaño de Kujovic. Fueron las acciones más destacadas de unos 45 minutos de juego ramplón y donde el joven Aitor Ramos, que volvió a ser titular en San Mamés, puso la nota negativa al tener que retirarse antes de la media hora de juego debido a unos problemas físicos.

Lo dicho, a pesar del remate al larguero de Llorente poco antes del descanso, los dos equipos se fueron a la caseta con las tablas en el marcador. Una situación que agravaba la sensación de necesidad del Athletic, algo que según pasasen los minutos de la reanudación podría convertirle en preso de su ansiedad.

Del susto al alivio

Un estado de ánimo que se alimentó nada más comenzar el segundo tiempo, cuando Miguel Ángel remató al poste y Berson falló el rechace. Los nervios aparecieron en una Catedral por donde sobrevolaba el fantasma de la victoria del Nàstic hace poco menos de 12 meses. Afortunadamente, Aduriz robó una pelota en el centro del campo y fabricó un centro perfecto para que Llorente -en posición dudosa- anotase el ansiado tanto.

El encuentro no dio mucho más de sí, salvo para comprobar que el sufrimiento acompañará al Athletic hasta mayo y volver a ver a Cuéllar sobre el verde. El navarro ha tenido un pie fuera y tras quedarse ha sido rescatado para la causa del particular gulag de Caparrós. Los vizcainos contuvieron a duras penas a un Levante que puso más ganas que cualquier acierto.

San Mamés interpretó bien la situación, respiró con alivio por la victoria, pero castigó a su equipo con una sonora pitada.