La acción de la Ertzaintza al impedir que la manifestación convocada por electos independentistas en contra de las nuevas medidas ilegalizadoras transcurriera con normalidad tuvo el efecto de extender la protesta mucho más allá del recorrido previsto por los organizadores de la movilización de ayer.

En un primer momento con pancarta pero, después de que les fuera arrebatada, realizando concentraciones en muy diversos puntos de la villa, miles de militantes y simpatizantes de las formaciones políticas de la izquierda abertzale no cejaron en su empeño de manifestar su denuncia.

Los ertzainas trataron en todo momento de impedir los intentos de agruparse en puntos como Simón Bolívar, Manuel Allende, Alameda Urquijo, Ercilla, Rodríguez Arias o Licenciado Poza. Al pasar por la Subdelegación del Gobierno español, a la imagen de las decenas de furgonetas que recorrían a gran velocidad el entorno de Indautxu se sumó la de los agentes de la Guardia Civil que, armados con subfusiles, custodiaban la sede institucional.

Carreras y detenciones

Para entonces, en la cercana calle Gregorio de la Revilla, tras una carga, era arrestado por los antidisturbios de la Ertzaintza un manifestante, mientras se sucedían las carreras.

Otro foco de la protesta independentista logró llegar hasta las puertas de Sabin Etxea, donde se sucedieron los gritos en contra del partido que lidera Iñigo Urkullu, a quien los electos convocantes de la marcha habían pedido que actuara ante esta movilización «con responsabilidad», haciéndole responsable de lo que pudiera suceder si la Ertzaintza cumplía las órdenes del juez Garzón.

La sede jeltzale estuvo fuertemente custodiada todo el tiempo en que se sucedieron los incidentes. Fueron varios los in- tentos de concentrarse en la zona, pero el lanzamiento de pelotas y la entrada violenta de la Policía abortaba una y otra vez todo intento de agruparse en Jardines de Albia.

Los incidentes se extendieron prácticamente a toda la amplia zona comprendida entre Aita Donostia y el Casco Viejo de Bilbo. Los cortes de calles con contenedores y vehículos se sucedieron. Al menos una unidad de Bilbobus fue cruzada en Hurtado Amezaga, y a partir de entonces dejaron de prestar servicio, desviándose por la Gran Vía, que a mediodía de ayer registraba un inusitado tráfico de autobuses para ser domingo.

Muchos turistas pudieron comprobar en pleno centro de Bilbo cómo actúan las fuerzas policiales a las órdenes del tripartito. A las 13.15, en plena Plaza Circular, junto a la fuente del BBVA, era arrojado violentamente al suelo un joven, que caminaba con su compañera, al que integrantes de la Brigada Móvil detuvieron cuando intentaba huir. Fue tal la violencia con la que le placaron, que la víctima sufrió una fuerte contusión con brecha abierta en la cabeza, a pesar de lo cual fue apresado y trasladado a una mar- quesina cercana, desde donde pretendían trasladarle en un furgón a dependencias policiales. Ante la importancia de la herida, optaron por reclamar la presencia de una ambulancia y fue conducido al Hospital de Basurto, donde se le practicaron varios puntos de sutura.

Sus allegados, que en el momento de la detención intentaron auxiliarle sin conseguirlo por la oposición de los beltzas, tampoco habían podido visitarlo a última hora de la tarde de ayer en el hospital, «porque se encontraba detenido».

En el transcurso de estos hechos, los ertzainas tuvieron especial interés en evitar que fotógrafos y cámaras de televisión obtuvieran imágenes.

Askatasuna informó de que fueron cuatro las personas detenidas en el transcurso de los incidentes, que se prolongaron al menos hasta las 14.30.

Posteriormente una de las personas detenidas fue puesta en libertad. Otros dos, sin embargo, deberán comparecer hoy ante el juez, acusados de «desórdenes públicos». Su abogado ha pedido que sean atendidos por un médico, ya que ambos tienen diversas contusiones fruto de porrazos y pelotazos. En cuanto al que se encuentra ingresado en el Hospital de Basurto, también deberá comparecer ante el juez, pero lo hará cuando que sea dado de alta.

El Ayuntamiento de Bilbo, por medio de su alcalde, Iñaki Azkuna (PNV), dio a conocer un balance de los daños producidos en mobiliario urbano y en vehículos como resultado de todos estos enfrentamientos.

Además de los detenidos, Azkuna hizo mención a una supuesta agresión a dos mujeres «que han increpado a los radicales», y denunció el vuelco de un total de 315 contenedores.