A pesar de tratarse de un deporte de equipo, actuaciones como la de ayer de Rudy Fernández lo llevarán a todas las portadas y titulares, algo que seguro será injusto con compañeros como Ricky, Sonseca, Mallet o Aíto -el gurú de este Joventut- pero es que los 32 puntos -con 7/9 en tiros de dos, 3/9 triples, 9/9 tiros libres, 3 rebotes, 2 asistencias y 29 de valoración- y el momento en el que los hizo, fueron el factor determinate para convertirse en el primer jugador en repetir galardón individual en Copa y destrozar todos esos precedentes que favorecían al Baskonia, que volvió a dejar a su volcada afición con otra gran decepción en su casa.

Pese a exhibición de este jugador que ya tiene su título ACB antes de su inminente salto a la NBA, el Baskonia tuvo sus claras opciones de hacerse con su sexta Copa, a pesar del nuevo bloqueo ante la zona rival, su falta de fluidez, el cansancio por las pocas rotaciones y la nefasta actuación de un Zoran Planinic al que un chaval de 17 años lo volvió loco y terminó con un -7.

Amparados en una gran defensa, con papel estelar para Mickeal tanto secando a Rudy como bajo los aros, el Baskonia llevó el partido al ritmo que más le convenía y, superada la imposibilidad inicial de jugar por dentro, el partido trabado les dio una ventaja de hasta 12 puntos (28-16) tras un triple de Prigioni y el hueco que encontró McDonald en la pintura.

Como en toda la Copa, el juego local no era nada vistoso ni fluido, pero el descomunal esfuerzo atrás servía para aprovechar el nefasto porcentaje de los badaloneses en el tiro, trece triples fallados consecutivamente en la primera mitad, para adquirir una renta que parecía importante, sobre todo, porque la Penya parecía impotente.

Sin embargo, a cuatro minutos del descanso, el equipo de Aíto se metió en el partido con un parcial de 2-12 que llegó por culpa de una antideportiva a Muoneke y una técnica a Mickeal absolutamente prescindibles. Rudy no falló desde los tiros libres y dejó la diferencia al término del segundo parcial en tres puntos (33-30).

Lo peor de todo fue, sin embargo, que el acierto desde la bombilla despertó a la bestia y el partido cambió de color. Con la resurrección de la conexión Prigioni y Splitter, bien secundada por Rakocevic, el Baskonia tuvo sus minutos más brillante en ataque, pero con el partido mucho más abierto, Rudy Fernández destapó el tarro de las esencias, con la inesperada aparición de un Popovic que pasó de solución de urgencia a estilete. Otra mala gestión de una última posesión de ocho segundos hizo que una diferencia de cinco puntos terminara reducida a la mínima expresión tras robo de Ricky a Rakocevic.

Un triple de Mallet y una falta fuera de la jugada dieron el control de la situación (63-67) a un Joventut con un estilo de juego mucho más consolidado. Mientras los nervios se hicieron notar en los tiros libres locales, la Penya se mostraba sólida y obligó a Mirza Teletovic a protagonizar dos minutos que le hubieran convertido en MVP en caso de triunfo azulgrana con ocho puntos consecutivos. No obstante, a Aíto no le tembló el pulso para confiar en un Ricky Rubio fresco y a la nueva perla de 17 años no le tembló el pulso.