Página 2» es una de las pocas ofertas televisivas que se acerca al libro de una manera específica. Y lo hace intentando que cada entrega sea diferente a la anterior, inculcando ideas sobre espacios diferentes para la lectura. Intenta sacar al libro de la biblioteca y colocarlo, por ejemplo, en una sala de billares, en una bolera o en unos futbolines. Es un recurso narrativo que le confiere variedad, pero dudo que logre interesar a nadie que no esté previamente interesado.

Y es que a los programas culturales se les da unos valores añadidos que en ocasiones es imposible que los posean. Es un atavismo considerar que la televisión debe incentivar a la lectura, o que la misma televisión debe ser un instrumento utilitario para algo más que para lo que es: entretener, acompañar, proporcionar horas y horas de ficciones, alguna noticia y mucho deporte. Pero no está dentro de sus posibilidades actuales el utilizarla como difusora de la cultura, ni incentivadora de la lectura, ni siquiera como promoción de audiovisuales. La televisión es ya un producto en sí mismo, y necesita de todo lo externo para mantenerse en activo. Es la mala conciencia la que nos hace creer que por ser de titularidad pública, además, debe formarnos y suplir todo aquello que no hace la educación, ni los ministerios, ni la industria.

No tengo claro si lo anteriormente escrito es una declaración neoliberal, cínica o extravagante, pero hay ocasiones en que desearía que me hablaran de libros con fundamento, aunque entiendo que si la tirada de un libro de poesía es de mil ejemplares y una novela de cinco mil, ¿cómo puede un programa elevar ese gusto por la lectura? Pidámosle a estos programas que sean buenos en sí mismo, que busquen lenguajes atractivos, que difundan con independencia comercial y sin demasiados apriorismos lo existente y que sigan acompañándonos a los minoritarios. Y que padres, educadores, instituciones se planteen en serio lo de la lectura. Y si lo creen conveniente, que utilicen a la televisión como uno de sus apoyos. Este programa tiene personalidad. Lo que ya es un dato a favor. Está hecho para público televidente al que le gustan los libros y ésa es una buena acotación de intenciones.