El equipo necesita oxigenarse. De forma inmediata, sin esperar a una nueva recaída ante los colchoneros, lo que provocaría otra vez el ingreso en la UVI de la Primera División. El parte clínico emitido en el Ciutat de Valencia así lo determina: «Algunos jugadores experimentan cuadro de cansancio acumulado y otros, abstenia primaveral prematura, lo que deriva en claros síntomas de irregularidad repetitiva».

A la vista del diagnóstico, no cabe otra que aportar cierto aire fresco al once rojillo. No se trataría tanto de aplicar una revolución total, que tampoco llevaría a nada bueno, como de retocar algunos puestos y, sobre todo, dar entrada a hombres con un espíritu diferente y más combativo, acorde a los tiempos futbolísticos que le tocan vivir a Osasuna.

Y esa apuesta tiene dos nombres propios, por lo menos: Astudillo y Kike Sola. El primero porque la medular, y especialmente el doble pivote, necesita de un futbolista de ida y vuelta, papel que el argentino ha desempeñado con profesionalidad en su pasado alavesista. Además de contar con la ventaja añadida de estar rodado, habrá que dar por su- puesto que alguna carencia se quería cubrir con su fichaje en el mercado de invierno.

La titularidad del cascantino también parece oportuna. No sólo se ha dejado la piel en aquellas ocasiones en que ha saltado al césped, sino que encima ha sido sinónimo de peligro en el área rival. Basta con percatarse del griterío de aprobación que destila la grada cuando al canterano se le brinda minutos en El Sadar, conexión entre equipo y afición muy necesaria en el momento actual.