Alejado de la primera línea de la Revolución cubana desde hace un año y medio, Fidel Castro, anunció ayer que renuncia a la Presidencia, poniendo fin, a los 81 años, a cerca de medio siglo como dirigente socialista.

«No aspiraré ni aceptaré -repito-, no aspiraré ni aceptaré el cargo de presidente de Consejo de Estado y de Comandante en Jefe», escribió el presidente cubano en un mensaje a sus compatriotas publicado en la edición electrónica de »Granma».

El anuncio del Comandante, que ha dirigido Cuba desde 1959, se produce en vísperas de la convocatoria, este domingo, del Parlamento elegido el pasado 20 de enero para designar a las más altas instancias ejecutivas de la República, entre las que se encuentra la Jefatura del Estado.

En su mensaje, Castro reconoce que no ha podido superar las secuelas de una grave hemorragia intestinal que le hizo ceder el poder a su hermano Raúl.

De este modo, puso fin a un liderazgo en el que se ha enfrentado a diez presidentes de EEUU, que han mantenido un embargo total contra la isla, que en 1961 ordenaron la invasión de Bahía de Cochinos y han llevado a cabo numerosos planes para asesinarle.

Hijo de un inmigrante gallego convertido en terrateniente, Fidel Castro tomó las armas con 27 años en el ataque contra el cuartel de Moncada, en Santiago de Cuba.

Tras el fracaso de este intento de derrocar al dictador Fulgencio Batista y el consiguiente paso por la prisión y el exilio en México, Castro dirigió la guerrilla que, desde las bases de Sierra Maestra, consiguió la victoria en enero de 1959. Dos años más tarde, el presidente de EEUU John Kennedy ordenó el desembarco de Cochinos y en octubre de 1962 estuvo a punto de desencadenar un enfrentamiento nuclear con la URSS, que quería instalar misiles en Cuba.

La Unión Soviética fue el más firme aliado de Cuba, que exportaba su Revolución a países del Tercer Mundo, hasta la década de los 90.

La caída de la URSS obligó a tomar medidas excepcionales para garantizar la continuidad del socialismo en Cuba, reforzado en los últimos años por el auge de movimientos emancipadores en América Latina, como la Venezuela de Hugo Chávez y la Bolivia de Evo Morales, que han convertido a Castro en un referente a nivel continental.

Sorpresa entre los cubanos

Entre los ciudadanos cubanos, la incredulidad era la primera reacción tras conocer la retirada de Fidel Castro. «No me gusta. Fidel es nuestro líder histórico. Estoy triste porque significa que está verdaderamente enfermo», relata Juana Hernández, de 61 años, empleada del sector de la construcción mientras espera al autobús.

Tras conocerse la noticia en Miami, muchos anticastristas celebraron la retirada haciendo sonar sus cláxones en Little Havana, aunque reconocían que nada iba a cambiar en Cuba.