La puerta de las alianzas queda abierta tras la derrota de Musharraf
La Liga Musulmana de Pakistán (PML-Q) fue la gran perdedora de las elecciones legislativas y provinciales del lunes en Pakistán, marcadas por la alta abstención. El partido que apoya al presidente Pervez Musharraf reconoció su derrota y se mostró «dispuesto a trabajar desde la oposición», aunque no descartó pactar con otras formaciones. El PPP de Bhutto abogó por «un gobierno de consenso nacional», un mensaje dirigido, en principio, a la PML-N de Sharif.
Ainara LERTXUNDI |
«Admitimos oficialmente la derrota», declaró ayer Tariq Azeem, portavoz de la Liga Musulmana de Pakistán (PML-Q), tras conocer los primeros resultados de las elecciones legislativas y provinciales del lunes. Su partido, que apoya al presidente Pervez Musharraf, ha quedado en tercer lugar, por detrás del Partido Popular de Pakistán (PPP), de Benazir Bhutto, y de la Liga Musulmana (PML-N), del ex primer ministro Nawaz Sharif. Según datos preliminares, el PPP habría conseguido 87 escaños en la Asamblea Nacional, el PML-N 66 y el gubernamental PML-Q, 38.
Tras reconocer su «derrota», Azeem afirmó que «aceptan el veredicto de la nación. Ese es el espíritu de la democracia. Consideramos que las elecciones fueron libres y limpias y todo el mundo debe aceptar la decisión por el bienestar de Pakistán».
En esa línea se expresó también Chaudry Shujaat Hussain, dirigente del PML-Q, al subrayar que «se sentarán en los asientos de la oposición».
Los analistas subrayaban ayer la «frágil y precaria» situación de Musharraf, amigo fiel de Estados Unidos en su «guerra contra el terror». En los últimos meses, ha ordenado numerosas operaciones militares contra supuestos activistas de al Qaeda y los talibán en las zonas fronterizas con Afganistán. Benazir Bhutto, muerta en atentado en diciembre, lo apoyaba plenamente en su estrategia militar.
La popularidad del ex jefe del Ejército se ha visto además mermada por las acusaciones de autoritarismo e incompetencia.
Entre sus decisiones más polémicas, están el sangriento asalto a la Mezquita Roja de Islamabad, el descabezamiento de la cúpula del Tribunal Supremo y el arresto de su presidente, el magistrado Iftikhar Chaudry, y la declaración del Estado de emergencia. El país, además, ha experimentado un considerable aumento de los atentados. Precisamente, el temor a posibles ataques, como el del fin semana, ha sido un factor clave en la baja participación electoral, que no ha superado el 40%. Sarwar Bari, responsable de FAFEN, indicó que, según las estimaciones de los 20.000 observadores que desplegó este organismo en todo el país, sólo votó el 35% de los 81 millones de personas convocadas a las urnas. De confirmarse este porcentaje, sería el más bajo de la historia reciente de Pakistán.
No obstante, para el periodista Talat Hussein, de AAJ TV, esta cifra no es algo excepcional. «Si analizamos los índices de participación anteriores, este dato no es tan desilusionante. Al finalizar el día, la participación subió y el 42% no puede ser interpretado como una cifra decepcionante», resaltó.
De todas formas, la escasa participación era algo que se veía venir. La sorpresa, aparte de la derrota de la PML-Q y de Musharraf, es el inesperado ascenso de la PML-N de Sharif, que barrió en el Parlamento del Punjab -la región más poblada de Pakistán-, donde obtuvo 101 escaños. De confirmarse este resultado, podría gobernar. El PPP se hizo con 77 diputados y el partido oficialista con 64.
En la provincia suroriental de Sindh, el PPP arrasó en las áreas rurales logrando 64 representantes, aunque aún quedaban ocho circunscripciones por contar. La PML-Q consiguió 9.
En la Provincia de la Frontera del Noroeste, la victoria fue para la Liga Awami, una formación laica y pastún, con 27 diputados. La gran perdedora fue la MMA, una alianza de partidos musulmanes, que sólo consiguió tres escaños frente a los 50 que tenía desde 2002, cuando ganó las elecciones en esta región.
En cuanto a Baluchistán, en la parte sudoccidental, el PPP experimentó una fuerte presencia, aunque la formación que apoya a Musharraf le supera en número de escaños.
Así las cosas, a Musharraf se le presenta un panorama un tanto complicado. El PPP se apresuró a ofrecer a la PML-N «una gran coalición y un gobierno de consenso». Si lograran la mayoría parlamentaria y el apoyo suficiente, podrían impugnar su mandato o quitarle el poder de destituir al Gobierno.
«Por ahora, el partido no está interesado en pactar con aquellas personas que han sido parte del último Gobierno», manifestó Asif Ali Zardari, viudo de Bhutto y nuevo líder del PPP.
Si ambos partidos unieran sus fuerzas tendrían 153 escaños de los 272 que componen el Parlamento paquistaní.
Antes de la declaración de Zardari, el ex primer ministro Sharif instó a la oposición a unirse para «decir adiós a la dictadura» de Musharraf, quien le derrocó tras el golpe de Estado de 1999.
«Musharraf no lo estaba entendiendo, había cerrado sus ojos. Decía que cuando el pueblo quisiera se iría. El pueblo ya ha dicho lo que quiere», resaltó en una comparecencia en Lahore. «Invito a todos a que se sienten juntos y libren a Pakistán de la dictadura, se sienten juntos y digan adiós a la dictadura para siempre», insistió.
Asimismo, consideró que los jueces destituidos antes de que pudieran anular la reelección de Musharraf en octubre, deberían ser readmitidos en su cargo para decidir si el presidente puede mantenerse en la Presidencia.
Pero, las posibles las alianzas aún no están decididas. El mismo lunes, el analista Farahana Ali advirtió en declaraciones a Al Jazeera que el carácter «oportunista» de los políticos paquistaníes hace difícil predecir cuál será su estrategia. Incluso, la PML-Q no descartó pactos con otros partidos. Puestos a elegir, el PPP -menos crítico con la política de Musharraf- figuraría en el primer puesto de la lista.
El ex primer ministro Nawaz Sharif, derrocado por el golpe de Estado que dio Musharraf en 1999, adelantó que mañana tiene previsto reunirse con Asif Ali Zardari, coopresidente del PPP tras la muerte de su esposa Bhutto.
Ante la derrota de su aliado, Washington emplazó a Islamabad a que siga cooperando con ellos como «compañeros en la lucha contra el terrorismo». El portavoz del Departamento de Estado, Tom Casey, pidió a todas las partes implicadas que «cooperen entre ellas y con Musharraf. Cualesquiera que sean los resultados de las elecciones, es muy importante que todos los protagonistas del proceso político cooperen para solucionar los problemas a los que se enfrenta Pakistán». A pesar de la clara derrota de la PML-Q, Casey expresó su deseo de que Musharraf siga a la cabeza de Pakistán. «Esperamos que aquel que ocupe el cargo de primer ministro, trabaje con él y con todas las partes para solucionar problemas clave como el terrorismo y el extremismo».
Sin retirarle su apoyo al ex jefe del Ejército y amigo personal de Bush, afirmó que Pakistán «ha dado un primer paso hacia la plena restauración de la democracia». Desde Washington, analistas del centro internacional Woodrow Wilson resaltaron que «la debilidad de Musharraf nos obliga ahora a cooperar estrechamente con el nuevo Gobierno».
Pervez Musharraf afirmó que aceptaría el resultado y trabajaría con los vencedores para «construir la democracia». La PML-Q dijo aceptar el veredicto de la nación y estar dispuesto a «cooperar y trabjar con cualquiera».